Como se nota que Steve Jobs ya no esta para darnos cuenta que ha comenzado el declive de la compañía, En abril de 2012, Gene Munster, uno de los analistas que mejor conoce Apple, aseguró que la acción podría llegar a 1.000 dólares en 2014. Para algunos, era un pronóstico descabellado. Pero otros muchos lo consideraron realista. No en vano, Apple era vista entonces como una locomotora imparable. La fiebre Apple había disparado desde hacía tiempo la acción, que se aproximaba entonces a los 600 dólares. El rally alcista parecía no tener fin. Hasta que tocó techo a finales de septiembre de 2012, cuando alcanzó 705 dólares, coincidiendo con el lanzamiento del iPhone 5. El idilio de los inversores con Apple empezó a enfriarse tras el problema de su aplicación de mapas. Desde entonces, la euforia que impulsó la acción un 470% en cuatro años ha dado paso al nerviosismo. El jueves, a media sesión, caía un 11,64%, hasta 454 dólares. La cotización ronda ya niveles de febrero de 2012, evaporándose unos 50.000 millones de capitalización bursátil. Es el castigo a unos resultados que han decepcionado en Wall Street. La caída no se debe a que Apple haya presentado malos resultados (obtuvo 54.900 millones de dólares de ingresos y 13.079 millones de dólares de beneficio neto, envidiables para cualquier compañía), sino a que no son esas cifras extraordinarios a las que había acostumbrado al mercado. Los inversores valoran que, por primera vez en una década, el beneficio prácticamente no haya crecido (aumentó un 0,1%). Tampoco se ha recibido bien el 18% de crecimiento de los ingresos, la tasa más baja desde 2009 y a años luz del 73% registrado un año antes. Pero, sobre todo, han decepcionado las ventas del iPhone. Los 47,8 millones de unidades comercializadas, récord trimestral y un 29% superiores a las del mismo trimestre de 2011, son insuficientes para unos analistas que habían estimado unas ventas de 50 millones de unidades. Puede que estos resultados marquen un antes y un después en la historia reciente de la compañía. Después de cinco años de crecimientos espectaculares, en Wall Street ha calado la percepción de que Apple pierde fuelle. No se puede perder de vista que es prácticamente imposible que el grupo mantenga ese ritmo de crecimiento propio de una start-up. La facturación aumentó un 66% en 2011 y un 45% en 2012. A ese ritmo, en cinco años, alcanzaría unos ingresos de 1,2 billones de dólares. Toni Sacconaghi, analista de Sanford C. Bernstein, pronostica que el crecimiento de la compañía se ralentizará los próximos años, pasando del 22% estimado para 2013 al 8% en 2015. ¿Qué preocupa a los analistas? Apple se enfrenta a una competencia feroz por parte de Samsung y a la ralentización del avance del mercado de smartphones en los países desarrollados. La compañía puede verse forzada a fabricar un iPhone más barato para competir en los mercados emergentes, donde se registran las mayores tasas de crecimiento. Ese movimiento podría reducir sus márgenes, algo que ya ha ocurrido tras el lanzamiento del iPad Mini. Además, persisten las dudas sobre la capacidad de Tim Cook, consejero delegado de Apple, de transformar la industria a largo plazo. Los productos presentados en el último año son una evolución, no una revolución. Steve Jobs transformó la industria tres veces en una década con el iPod, el iPhone y el iPad. ¿Podrá Apple volver a revolucionar el mercado en la era Cook con, por ejemplo, la esperada televisión en la que está trabajando? :(