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domingo, 25 de mayo de 2025

GOLDEN DOME: El polémico escudo antimisiles de Donald Trump

El Pentágono ha presentado esta semana un plan para el sistema estadounidense de defensa antiaérea, denominado «Golden Dome» (Cúpula de Oro) durante una reunión de funcionarios. Dicho proyecto fue estimado en 542.000 millones de dólares por la Oficina de Presupuesto del Congreso, aunque se desconoce cuál sería el coste final, reporta Bloomberg. En efecto, inspirado en la Cúpula de Hierro israelí, el presidente de los EE.UU. Donald Trump, emitió el 27 de enero una orden ejecutiva para desarrollar el sistema de defensa aérea estadounidense, “que protegería al país de misiles balísticos intercontinentales, hipersónicos y de crucero provenientes de terceros países” indica la nota. "Tendremos una bonita Cúpula de Hierro. Podemos protegernos con el uso de la Cúpula de Hierro, en lugar de preocuparnos por las agendas políticas. No hay que preocuparse por eso en absoluto", declaró el mandatario a principios de año. Trump, quien ha ido al Capitolio para intentar convencer a los republicanos díscolos para que aprueben su ley de presupuestos y su rebaja fiscal, ha anunciado que pretende incluir en este paquete legislativo el monto inicial de 25.000 millones para la construcción de este sistema defensivo. El mandatario, que ha hecho el anuncio junto al secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha definido el proyecto como “muy importante para el éxito e incluso la supervivencia de nuestro país, ya que el mundo exterior es muy cruel”. El sistema, ha dicho, busca bloquear cualquier amenaza por parte de China y Rusia en un futuro, asegurando que estará “completamente operativo” antes de finalizar su mandato en el 2029. Preguntado por si los mandos militares habían solicitado su construcción, ha respondido: “Yo lo sugerí y todos dijeron: 'Nos encanta la idea, señor'”. El republicano ha añadido que “no existe ningún sistema actualmente” para interceptar misiles, ya que los actuales sistemas de protección antiaérea no son tan completos como el ambicioso «Golden Dome». “Nunca ha habido nada parecido”, ha asegurado Trump, que ha dicho que el proyecto permitirá interceptar satisfactoriamente misiles lanzados desde el espacio. El general Michael Guetlein, que actualmente ocupa el cargo de vicepresidente de operaciones espaciales, será el encargado de supervisar el progreso del programa. Concretamente, se creará una red de cientos de satélites para detectar, rastrear y, potencialmente, interceptar misiles luego de su despegue. Algunos congresistas demócratas han expresado su preocupación por la posible participación de SpaceX, la empresa de Elon Musk, en el proyecto, ya que ha surgido como una de las favoritas, junto con Palantir y Anduril, para construir componentes clave del sistema. El proyecto también podría contar con contratistas como Lockheed Martin, L3Harris Technologies y RTX Corp. Trump ha mencionado además a Alaska, Florida, Georgia e Indiana como estados que jugarán un papel importante en el programa y se beneficiarán económicamente del proyecto. Todos ellos votaron a Trump en las pasadas elecciones del 5 de noviembre del 2024. El secretario de Defensa Pete Hegseth, enfatizó que los nuevos avances tecnológicos hacen más viable la visión, de décadas atrás, de una defensa integral contra misiles. "La tecnología no existía. Ahora sí", dijo, aparentemente en referencia al abandonado programa «Star Wars» del presidente Ronald Reagan, de la época de la Guerra Fría. A pesar del optimismo de Trump, se espera que el «Golden Dome» recién esté lista para el 2045 y, según especialistas, es probable que su precio final aumente considerablemente. Al respecto, la Oficina de Presupuesto del Congreso estimó recientemente que el costo total de un sistema de este tipo podría oscilar entre 161 000 y 542 000 millones de dólares en dos décadas. A pesar del escepticismo de algunos sectores, la administración ha considerado al «Golden Dome» como esencial para defender a Estados Unidos de las crecientes amenazas de misiles provenientes de rivales como Rusia y China, así como de actores deshonestos. Un informe reciente de la Agencia de Inteligencia de Defensa advirtió que los adversarios están desarrollando activamente sistemas diseñados para explotar las vulnerabilidades de las defensas estadounidenses. Por su parte, un alto funcionario del Pentágono insistió que el trabajo está en marcha: “En consonancia con la protección de la patria y según la orden ejecutiva del presidente Trump, estamos trabajando con la base industrial y superando los desafíos de la cadena de suministro asociados con la construcción del Golden Dome”, dijo Steven J. Morani, quien actualmente se desempeña como subsecretario de Defensa para Adquisiciones y Mantenimiento, en la Conferencia de Programas de Defensa de McAleese en Washington. Al mismo tiempo, los funcionarios del Pentágono han estado reajustando la propuesta de presupuesto del Departamento de Defensa para el 2026 para cumplir con las prioridades de Hegseth, que se describieron en un memorando entregado a los altos líderes la semana pasada y que representa una revisión importante de los objetivos estratégicos del ejército. El memorando ordena específicamente a los líderes del Pentágono centrarse en fortalecer la defensa antimisiles del territorio estadounidense a través del «Golden Dome» de Trump. “Se está llevando a cabo un riguroso proceso analítico para revisar [el presupuesto]”, añadió Morani. “Esta es una práctica habitual en cualquier nueva administración que asume el cargo” asevero. Más allá de su elevado coste, michos expertos consideran que, desde el punto de vista técnico y estratégico, es difícil que funcione. El contralmirante retirado Mark Montgomery cree que la creación de un sistema de defensa contra misiles balísticos podría ser posible en siete a diez años, pero incluso entonces, tendrá serias limitaciones y podría ser capaz de proteger solo edificios federales críticos y grandes ciudades. “Cuanto más lo queramos acercar al 100%, más caro va a ser”, dijo Montgomery, director senior del Centro de Innovación Cibernética y Tecnológica de la Fundación para la Defensa de las Democracias. “Un sistema integral requerirá diferentes conjuntos de satélites para la comunicación, la detección de misiles entrantes y el lanzamiento de interceptores. Ese tipo de sistemas son proyectos a largo plazo, que requieren que las defensas existentes cubran el vacío mientras tanto” aseguro. Como podéis imaginar, los fabricantes de armas estadounidenses ya están frotando las manos por las millonarias ganancias que piensan obtener por planificar y construir el «Golden Dome». Lockheed Martin ha ido un paso más allá y ha creado un sitio web, en el que afirma que “el mayor contratista de defensa del mundo tiene las capacidades probadas y comprobadas en la misión, y el historial de integración para dar vida a este esfuerzo". En la década de 1980, el presidente Ronald Reagan anunció la Iniciativa de Defensa Estratégica para crear una defensa espacial contra misiles nucleares balísticos. El sistema recibió el apodo despectivo de «Star Wars» y consumió decenas de miles de millones de dólares antes de ser finalmente cancelado, enfrentando obstáculos técnicos y económicos insuperables. Laura Grego, directora de investigación del Programa de Seguridad Global de la Unión de Científicos Preocupados, dice que los mismos desafíos persisten y se conocen desde hace años. “Hace tiempo que se entiende que defenderse de un arsenal nuclear sofisticado es técnica y económicamente inviable” afirmó. El sistema actual de defensa antimisiles balísticos de EE.UU. está diseñado para bloquear un pequeño número de misiles de países como Corea del Norte o Irán. El sistema se basa en la Defensa Terrestre de Medio Curso (GMD), que ha fallado casi la mitad de sus pruebas, según la Asociación de Control de Armas, lo que la hace incapaz de detener un ataque importante de Rusia o China que cuentan con avanzados e indetectables misiles hipersónicos, que no poseen los EE.UU. Un sistema de este tipo requeriría miles de interceptores en órbita baja para interceptar incluso un solo lanzamiento de misil norcoreano, según la Sociedad Americana de Física (APS), que lleva años estudiando la viabilidad de las defensas contra misiles balísticos. Un solo interceptor en órbita casi nunca está en el lugar y momento adecuados para interceptar rápidamente el lanzamiento de un misil balístico, por lo que se necesitan muchísimos más para garantizar una cobertura adecuada. “Estimamos que se necesitaría una constelación de unos 16.000 interceptores para intentar contrarrestar una salva rápida de diez misiles balísticos intercontinentales de combustible sólido como el Hwasong-18 [norcoreano]”, escribió la APS en un estudio a principios de este mes. Incluso entonces, dice Grego, un sistema de defensa antimisiles basado en el espacio es vulnerable a ataques antisatélite enemigos desde sistemas terrestres mucho menos costosos. “La debilidad más crítica de un sistema como este es su fragilidad, su vulnerabilidad a los ataques”, agregó. En el Mar Rojo por ejemplo, EE.UU. ha disparado decenas de misiles interceptores multimillonarios contra drones y misiles de los huttíes que cuestan una fracción del precio. “El desequilibrio fiscal se agrava aún más cuando el sistema está en el espacio”, según John Tierney, excongresista demócrata que celebró durante años audiencias sobre defensa contra misiles balísticos. "El Golden Dome es una broma. Es básicamente una estafa", dijo Tierney sin rodeos. Ahora director ejecutivo del Centro para el Control de Armas y la No Proliferación, Tierney criticó duramente a Trump por estar "dispuesto a gastar miles y miles de millones de dólares en algo que no funcionará". Mientras EE.UU. invertirá dinero en la investigación y el desarrollo del «Golden Dome», funcionarios actuales y anteriores dicen que sus adversarios ampliarán su propio arsenal de misiles balísticos en un esfuerzo por mantenerse a la vanguardia. Pero como los misiles balísticos ofensivos son mucho menos costosos que los interceptores necesarios para detenerlos, Tierney dice que el sistema anunciado por Trump rápidamente se volverá financieramente inviable. "Estratégicamente, no tiene ningún sentido. Técnicamente, no tiene ningún sentido. Económicamente, no tiene ningún sentido", puntualizo. Ante la fuerte oposición que ya está generando lo que hoy es solo un proyecto ¿El «Golden Dome» de Trump será una realidad o terminara siendo dejado de lado como sucedió con el «Star Wars» de Reagan? Solo el tiempo lo dirá.
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