TIEMPO RE@L

domingo, 2 de enero de 2022

BIRDS AREN´T REAL: Una conspiración de nuestro tiempo

Recientemente aparecieron enormes vallas publicitarias en Pittsburgh, Memphis y Los Ángeles que declaraban: “Birds Aren’t Real” (Los pájaros no son reales) nombre con que se identifica un grupo que denuncia el uso de drones bajo la forma de pájaros para espiarnos a todos. Como sabéis, tanto en Instagram como de TikTok, sus cuentas han acumulado cientos de miles de seguidores, y los videos de YouTube al respecto se han vuelto virales. Es más, el pasado mes de noviembre, los seguidores de Birds Aren’t Real incluso protestaron frente a la sede de Twitter en San Francisco para exigir que la empresa cambiara su logotipo, en el que aparece un pájaro. Todos estos acontecimientos están relacionados con una teoría de la conspiración impulsada por la generación Z, que sostiene que los pájaros no existen y que en realidad son réplicas de drones instaladas por el gobierno los EE.UU. para espiar a los estadounidenses. Cientos de miles de jóvenes se han unido al movimiento, llevan camisetas de Birds Aren’t Real, acuden a concentraciones y difunden el slogan. Puede que huela a QAnon, la teoría de la conspiración según la cual el mundo está controlado por una élite de demócratas traficantes de niños. Excepto que el creador de Birds Aren’t Real y los seguidores del movimiento son cómplices de una broma: saben que los pájaros son, de hecho, reales y que su teoría es inventada. Lo que realmente es Birds Aren’t Real, dicen, es un movimiento social paródico con un propósito. En el mundo de la posverdad, dominado por teorías de la conspiración en línea, los jóvenes se han unido en torno a este esfuerzo para criticar, combatir y burlarse de la desinformación. Es el intento de la generación Z de desbaratar la madriguera del conejo con el absurdo. “Es una forma de combatir los problemas del mundo que no se pueden combatir de otra manera”, dijo Claire Chronis, de 22 años, organizadora de Birds Aren’t Real en Pittsburgh. “Mi forma favorita de describir la organización es combatir la locura con locura”. En el centro del movimiento está Peter McIndoe, de 23 años, un muchacho de pelo lacio que abandonó la universidad en Memphis y creó Birds Aren’t Real por capricho en 2017. Durante años, se mantuvo en el personaje como el principal creyente de la teoría de la conspiración y ordenaba a los acólitos a montar en cólera contra aquellos que desafiaban su dogma. Pero ahora, dijo McIndoe en una entrevista, está dispuesto a revelar la parodia para que la gente no piense que los pájaros son realmente drones. “Al lidiar con el mundo de la desinformación durante los últimos años, hemos sido muy conscientes de la línea que pisamos”, dijo. “La idea pretende ser muy absurda, pero nos aseguramos de que nada de lo que decimos sea demasiado realista. Eso es algo que hay que tener en cuenta al salir del personaje”. La mayoría de los miembros de Birds Aren’t Real, muchos de los cuales forman parte de una red de activismo en el terreno llamada Brigada de los Pájaros, crecieron en un mundo invadido por la desinformación. Algunos tienen familiares que han sido víctimas de las teorías de la conspiración. Por eso, para los miembros de la generación Z, el movimiento se ha convertido en una forma de enfrentarse colectivamente a esas experiencias. Al disfrazarse de teóricos de la conspiración, han encontrado una comunidad y una afinidad, dijo McIndoe. “Birds Aren’t Real no es una sátira superficial de las conspiraciones desde fuera. Es una sátira desde lo más profundo”, dijo. “Mucha gente de nuestra generación siente la locura en todo esto, y Birds Aren’t Real ha sido una forma de que la gente lo procese”. También McIndoe ha estado empapado en conspiraciones. Durante sus primeros 18 años, creció con siete hermanos en una comunidad profundamente conservadora y religiosa en las afueras de Cincinnati, y luego en la zona rural de Arkansas. Fue educado en casa y le enseñaron que “la evolución era un plan de lavado de cerebro masivo de los demócratas y que Obama era el Anticristo”, dijo. Aunque reconoce, hay mucho de cierto en ello. Leyó además libros como Remote Control, que trata sobre la existencia de mensajes ocultos anticristianos por parte de Hollywood, que es una conocida maquinaria de propaganda judía. En la secundaria, las redes sociales le ofrecieron una puerta de entrada a la cultura convencional. McIndoe empezó a ver a Philip DeFranco y a otros youtuberos populares que hablaban de la actualidad y la cultura pop, y entró en Reddit para encontrar nuevos puntos de vista. “Fui criado por internet, porque ahí es donde acabé encontrando gran parte de mi educación real, a través de documentales y de YouTube”, dijo McIndoe. “Toda mi comprensión del mundo se formó gracias a internet”. Cuando McIndoe dejó su casa para ir a la Universidad de Arkansas en el 2016, dijo, se dio cuenta de que no era el único joven obligado a vivir entre múltiples realidades. Entonces, en enero del 2017, McIndoe viajó a Memphis para visitar a unos amigos. Donald Trump acababa de jurar como presidente y había una marcha de negros terroristas de ANTIFA en el centro de la ciudad. También había contramanifestantes pro-Trump. Cuando McIndoe vio a los primeros, dijo, arrancó un afiche de una pared, le dio la vuelta y escribió unas palabras al azar: “Los pájaros no son reales”. “Fue una broma espontánea, pero era un reflejo del absurdo que todos sentían”, dijo. Entonces McIndoe empezó a caminar y, mientras tanto, improvisó la base de la conspiración Birds Aren’t Real. Dijo que formaba parte de un movimiento mayor que creía que los pájaros habían sido sustituidos por drones de vigilancia y que el encubrimiento comenzó en la década de 1970. Sin saberlo, fue filmado y el video se publicó en Facebook. Se hizo viral, especialmente entre los adolescentes del sur de los EE.UU. En Memphis no tardaron en aparecer grafitis de “Birds Aren’t Real”. Aparecieron fotos de la frase garabateada en pizarras y paredes de secundarias locales. McIndoe decidió abrazar esa causa. “Empecé a encarnar al personaje y a construir el mundo al que pertenecía”, dijo. Él y Connor Gaydos, un amigo, escribieron una historia falsa del movimiento, inventaron elaboradas teorías y produjeron documentos y pruebas falsas para apoyar sus afirmaciones descabelladas. “Se convirtió básicamente en un experimento de desinformación”, dijo McIndoe. “Fuimos capaces de construir un mundo totalmente ficticio que los medios de comunicación locales informaron como un hecho y que el público cuestionó”. Gaydos añadió: “Si alguien cree que los pájaros no son reales, somos la última de sus preocupaciones, porque entonces probablemente no haya ninguna conspiración en la que no crean”. En el 2018, McIndoe dejó la universidad y se mudó a Memphis. Para llevar a Birds Aren’t Real más allá, creó un folleto que muy rápidamente llegó a la cima de Reddit. Contrató a un actor para representar a un exagente de la CIA que confesó haber trabajado en la vigilancia con drones de aves; el video tiene más de 20 millones de visitas en TikTok. También contrató a actores para que representasen a adultos conspiranóicos sobre las aves en videos que se difundieron por todo Instagram. Ese mismo año, McIndoe comenzó a vender mercancía de Birds Aren’t Real. El dinero, que suma varios miles de dólares al mes, ayuda a McIndoe y a Gaydos a cubrir sus gastos cotidianos. “Todo el dinero de nuestra línea de mercadería se destina a asegurar que Connor y yo podamos hacer esto a tiempo completo”, dijo McIndoe. “También destinamos el dinero a las vallas publicitarias y a pagar los boletos de avión de los miembros de la Brigada del Pájaro a las concentraciones” aseveró. A los adultos preocupados por las tácticas de McIndoe, los investigadores les dicen que lo más probable es que los daños sean mínimos. “Hay que sopesar los posibles efectos negativos con cualquiera de estas cosas, pero en este caso es extremadamente pequeño”, dijo Joshua Citarella, un investigador independiente que estudia la cultura de internet y la radicalización en línea en los jóvenes. “Permitir que la gente participe en la construcción de un mundo colaborativo es terapéutico porque les permite desarmar el conspiracionismo y participar de una manera segura”. McIndoe dijo que tenía en mente estas preocupaciones. “Todo lo que hemos hecho con Birds Aren’t Real está pensado para asegurarnos de que no se dirija hacia un lado que podría tener un resultado final negativo en el mundo”, dijo. “Es un espacio seguro para que la gente se reúna y procese cómo el conspiracionismo toma a los EE.UU. Es una forma de reírse de la locura en lugar de dejarse vencer por ella”. El esfuerzo ha sido catártico para los jóvenes, como Heitho Shipp, de 22 años, quien vive en Pittsburgh. “La mayoría de las teorías de la conspiración están alimentadas por el odio o la desconfianza hacia un líder poderoso, pero esto consiste en encontrar una salida a nuestro malestar”, dijo. Añadió que el movimiento era “más sobre la alfabetización mediática”. Los miembros de Birds Aren’t Real también se han convertido en una fuerza política. Muchos se unen a menudo a los contramanifestantes y a los verdaderos teóricos de la conspiración para disminuir las tensiones y deslegitimar a las personas con las que marchan con cánticos irreverentes. Así por ejemplo en septiembre, al poco tiempo de que entrara en vigor una nueva y restrictiva ley del aborto en Texas, los miembros de Birds Aren’t Real se presentaron en una protesta organizada por activistas antiaborto en la Universidad de Cincinnati. Los partidarios de la nueva ley “tenían carteles con imágenes muy gráficas y fueron muy agresivos al condenar a la gente”, dijo McIndoe. “Eso dio lugar a discusiones”. Pero McIndoe tiene ahora grandes planes para el año que se inicia. Salirse del personaje es necesario para ayudar a Birds Aren’t Real a pasar al siguiente nivel y retractarse de los verdaderos teóricos de la conspiración, dijo. Añadió que esperaba colaborar con creadores de contenidos importantes y con medios independientes como Channel 5 News, cuyo objetivo es ayudar a la gente a entender la situación actual de EE.UU. e internet. “Siento mucha emoción por lo que podría ser el futuro de esto como una verdadera fuerza para el bien”, dijo. “Sí, hemos estado difundiendo intencionadamente desinformación durante los últimos cuatro años, pero es con un propósito. Se trata de ponerle un espejo al frente de los EE.UU. en la era de internet” puntualizó :)

HUAWEI WATCH D: Una completa máquina médica dentro de un smartwatch

El catálogo de relojes inteligentes de Huawi suma un nuevo participante al trono de los más saludables: el Huawei Watch D se centra en el control de la salud manteniendo un aspecto moderno y pantalla rectangular. Electrocardiogramas, oxímetro y hasta presión arterial: el número de sensores incluido es muy alto. Y variado. Como sabéis, los "wearables" o dispositivos diseñados para utilizarse como complemento han evolucionado en tal medida que no sólo expanden las características del móvil a la muñeca, poco a poco van convirtiéndose en vigilantes de nuestra salud. Empezaron controlando el pulso, pasaron a medir electrocardiogramas y ahora tenemos modelos tan completos como el Huawei Watch D: es una máquina médica en miniatura. El diseño del Huawei Watch D mantiene la pantalla rectangular de los Huawei Watch Fit al tiempo que engorda para alojar la enorme cantidad de sensores médicos. De hecho, el dispositivo puede realizar mediciones de presión arterial utilizando aire a presión. Huawei asegura que con ello consigue máxima fiabilidad en las lecturas. El panel elegido es AMOLED rectangular con una diagonal de 1,64 pulgadas. La caja de aluminio es de color negro, está fabricada en aluminio y ofrece protección contra polvo y agua IP68. Como decíamos, la principal motivación de Huawei con su Watch D es la de ofrecer a sus usuarios una máquina de registro saludable; sin menospreciar el control de deporte, que nuestro protagonista equipa registro de actividad y medición de entrenamientos para más de 70 deportes. Incluye medición de la calidad de sueño, algo habitual en los relojes y pulseras deportivas. Aparte de la medición de ritmo cardíaco, el Huawei Watch D ofrece oxímetro, incluye registro de electrocardiogramas (hay que posar el dedo sobre el botón inferior de salud para realizar el ECG), la presión arterial se mide con un sistema de bombeo de aire que también se incluye en la correa, Huawei asegura que es capaz de detectar arritmias y también el riesgo de arteriosclerosis. El Huawei Watch D está registrado en China como un dispositivo médico de segunda clase. Desconocemos la cifra concreta de mAh para su batería, sólo sabemos que, siempre según Huawei, el reloj aguanta hasta una semana de uso habitual. Incluye carga inalámbrica, ofrece NFC y es compatible con Android, iOS y HarmonyOS. En cuanto a su coste y disponibilidad, el reloj es oficial en China y, de momento, se quedará allí. Actualmente, el Huawei Watch D ya está a la venta en el país asiático al precio de 414,41 euros (2.988 yuanes) :)
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