TIEMPO RE@L

domingo, 22 de enero de 2023

TWITTER: Un futuro cada vez más incierto

Atrapada en deudas, la red social de Elon Musk atraviesa momentos sumamente difíciles. En efecto, ser una de las personas más ricas del mundo no significa que puedas ir al banco y sacar 44.000 millones de dólares para comprar una red social. La adquisición de Twitter es un claro ejemplo de ello. El multimillonario tuvo que vender parte de su participación en Tesla, recurrir a fondos de inversión y solicitar varios préstamos bancarios para financiar la operación. En un escenario ideal, la compañía debería generar los suficientes ingresos como para seguir creciendo y hacer frente al pago de la deuda. Lo cierto es que la realidad de Twitter, según informa Financial Times, es muy diferente. La controvertida gestión de Musk ha espantado a los principales anunciantes de la red social, por lo que su planes para volverla rentable están en peligro. Los detalles finales del acuerdo de financiación se desconocen, pero personas relacionadas a la compra de Twitter aseguran que se acerca la fecha límite para efectuar el primer pago de un préstamo de 13.000 millones de dólares. En concreto, estamos hablando de 1.500 millones de dólares anuales en intereses que la empresa debe transferir a un grupo de bancos liderado por Morgan Stanley. Ahora bien, los balances de la compañía arrojan datos poco alentadores. Según Zoë Schiffer de Platformer, los ingresos publicitarios diarios, en comparación al año pasado, están un 40% abajo. Pero los problemas no acaban ahí. De acuerdo a The Information, más de 500 de los principales anunciantes de Twitter han dejado de invertir dinero en anuncios en la red social. Toda esta situación se puede comprender mejor si tenemos en cuenta que gran parte de los ingresos de Twitter provienen de la publicidad. Esta es un pilar muy importante para la salud financiera de la compañía, que ha visto como marcas como Volkswagen, United Airlines, Eli Lilly, Pfizer y Mondelez, se han distanciado alegando, entre otras cosas, el incierto rumbo que ha tomado con el desembarco de Musk. Un punto importante en todo este asunto es que la deuda está vinculada con Twitter a nivel corporativo, por lo que el incumplimiento de sus obligaciones impactaría directamente en la compañía con un variado abanico de consecuencias. Una de ellas, entrar en el club de las compañías NCAA (No Coupon At All) que no han cumplido ni siquiera con el primer pago de sus intereses de deuda. En el peor de los escenarios, Twitter podría acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de EE.UU., es decir, declararse en bancarrota. Por consecuencia, daría comienzo un largo y tedioso proceso de reestructuración. Sin embargo, si el panorama no cambia en lo inmediato, Musk todavía podría echar mano de su patrimonio personal vendiendo acciones de Tesla. Por lo pronto, el empresario se ha apresurado a recortar gastos limitando la cantidad de dinero invertido en la infraestructura en la nube de Twitter, despidiendo a una gran cantidad de personal, eliminando la comida gratis y hasta comprando menos suministros para los baños. Además, ha intentado renegociar la mayor parte de los contratos de alquiler de oficinas e, incluso, cancelar algunos de ellos. ¿Será suficiente para revertirlo?

NOKIA X30 5G: Regresando a su esencia

Quizá Nokia no sea la referencia en móviles como lo era antaño, pero sigue siendo icónica. Tras una travesía por el desierto en forma de Windows Phone, la marca regresó a los smartphones para convertirse en el exponente de Android One. Y el Nokia X30 5G es el último ejemplo de toda esa experiencia acumulada en el tortuoso camino. De entrada, promete. La otrora reina de los móviles basa la estrategia actual en desarrollar teléfonos lo más ecológicos posible. Tal y como queda patente en todo lo que envuelve al Nokia X30 5G, desde el embalaje hecho al completo con cartón a la construcción del teléfono con materiales reciclados, la apuesta por la sostenibilidad es firme. Con otro detalle: Nokia planta veinte árboles con cada compra. Ahora bien: intenciones ecológicas aparte, que forman parte del marketing, ¿cómo se comporta el Nokia X30 5G? El teléfono hace gala de una construcción envidiable en lo que respecta al cuerpo: aluminio con una procedencia mayoritariamente reciclado. Al menos, el X30 5G destaca especialmente en el plano ecológico. Esto se aprecia en el citado aluminio y en la cara trasera de policarbonato reciclado que apenas retiene las huellas. Pese a la reutilización de los materiales, el tacto y el aspecto son los de un móvil de gran categoría, tanto a la vista como en mano. Más allá de las buenas intenciones con la construcción, lo cierto es que el Nokia X30 5G destaca por fuera. Aparenta notable resistencia,es sólido, no resbala en exceso gracias a la cara trasera de policarbonato y molesta ligeramente en el agarre debido a los cantos rectos. Estos bordes mantienen una ligera curva, detalle que reduce la incomodidad en mano, pero el ancho y diagonal del Nokia X30 juega en contra de la ergonomía. No es pequeño, tampoco gigante. Las 6,43 pulgadas de diagonal que atesora la pantalla no elevan en exceso las dimensiones del teléfono. En cuestión de tecnología, Nokia apuesta por un panel AMOLED de buena calidad que parte con una temperatura algo fría de serie (puede personalizarse en «Equilibrio de blanco»). Ligeramente saturada (no admite personalización) y con una tasa de refresco que alcanza los 90 Hz. El brillo es suficiente, el contraste y los ángulos de visión son altos y ve penalizado el desplazamiento de los menús, incluso a 90 Hz (el procesador tiene bastante de culpa). El Nokia X30 5G Ofrece un apartado sonoro que sobresale por encima del visual, tanto reproduciendo audio como grabándolo. Se echa en falta el jack de 3,5 mm, también un doble altavoz estéreo (por el precio, disponer de un solo altavoz no nos parece justificable). Buen sonido en auriculares Bluetooth y compatible con una gran cantidad de códecs; opción a conectar un cable al USB C (dispone de salida analógica, el cable no necesita DAC) y con la siempre bienvenida radio FM; audio estridente a máximo volumen con el altavoz externo y presión sonora de hasta 110 dB (medido en el propio teléfono). Como sistema de protección biométrica, el Nokia X30 5G ofrece un lector de huellas óptico bajo la pantalla que no termina de funcionar todo lo bien que debería: es algo lento y cuesta que reconozca el dedo a la primera. Además, el móvil ofrece reconocimiento facial con la cámara delantera; menos seguro, pero bastante cómodo. En ambos casos, el proceso de desbloquear la pantalla suele tardar menos de un segundo. El Nokia X30 5G es un gama media algo básico con un traje de gama superior, éste podría ser el resumen: el Snapdragon 695 no es un procesador para un móvil que cuesta más de 500 euros, tanto sobre el papel como en la práctica. En cuanto al apartado fotográfico del Nokia X30 5G, este destaca por su cámara principal de 50 megapíxeles con objetivos estabilizado mediante OIS. En cuestión de hardware no plantea problemas sobre el papel, aunque en la práctica el procesado no es todo lo bueno que debería. Y es una lástima, porque tanto la cámara como el software de captura son competentes. Hemos de reconocer el hecho de que Nokia prescinda de sobrecargar su teléfono en lo que respecta a las cámaras: las esenciales y listo, nada de incluir macros de relleno ni sensores de profundidad. Sí podríamos echar en falta un teleobjetivo, aunque entendemos que no se encuentre disponible dentro del elenco de capacidades. Aparte de la cámara principal de 50 megapíxeles, el Nokia X30 5G se acompaña de un sensor de 13 megapíxeles con objetivo gran angular. Finalmente, en relación a la grabación de vídeo mantiene una calidad ajustada como tónica general, aunque el Nokia X30 5G permite optimizar la grabación incluso aplicando ajustes profesionales. Modo cine de buena calidad distinguido con la grabación de audio espacial de OZO, ofreciendo una grabación superestable y registro a un máximo de 1080p y 60 fps. No cabe duda que al precio que sale al mercado y la feroz competencia que tiene en ese segmento, el Nokia X30 5G está arriesgando mucho.
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