A las pocas semanas de despedirse de Fox News, Tucker Carlson ha resurgido en Twitter con una nueva serie titulada acertadamente "Tucker on Twitter". Aquí, el comentarista provocador pretende alterar el statu quo abordando temas considerados 'prohibidos' por las narrativas de los principales medios. El episodio inaugural de Carlson , centrado en la destrucción de la represa Kakhovka en Ucrania, atrajo más de 100 millones de visitas, una cifra asombrosa que supera las calificaciones de los gigantes de noticias por cable Fox News, CNN y MSNBC. El foco de atención sobre la destrucción de la presa de Kakhovka ofrece una perspectiva matizada de un evento empañado por relatos contradictorios y señalamientos políticos. Carlson aclara su punto de vista: Rusia tenía más que perder con la demolición de la represa, dada la ubicación de la infraestructura en el territorio que controla. Trazando paralelismos con la debacle del oleoducto Nord Stream - que ahora se sabe que es obra de los ucranianos - Carlson desafía las narrativas mediáticas predominantes. Los informes que sugieren que EE. UU. tenía conocimiento previo de las intenciones terroristas de Ucrania de sabotear el oleoducto Nord Stream, pero que permanecieron en silencio, subrayan su afirmación. Como detalló el Washington Post, Estados Unidos tenía conocimiento de un “plan ucraniano detallado para atacar el oleoducto Nord Stream” en junio pasado, con inteligencia proporcionada a través de una agencia de espionaje europea. Si bien el enfoque de Carlson es refrescante, si no un poco anárquico, se debe reconocer que no siempre mantiene el equilibrio en su análisis. Su episodio toma un giro aparentemente personal contra el cómico callejero convertido en “presidente” ucraniano, el colaboracionista Vladimir Zelensky y el senador estadounidense Lindsey Graham, un entusiasta defensor de la guerra y la continua participación de Estados Unidos en ella. Cita un clip reciente de Graham hablando con Zelensky, editado y publicado por la oficina del “presidente” de Ucrania; la edición hace que las palabras del senador suenen más siniestras de lo que eran: “ Los rusos se están muriendo. Es el mejor dinero que hemos gastado .” Carlson no menciona la manipulación, que de alguna manera se desvía de la búsqueda de la verdad y, en cierto sentido, refleja algunas de las mismas prácticas que pretende criticar. Aventurándose más en territorios inexplorados, Carlson plantea la cuestión de las recientes revelaciones de ovnis y las acusaciones de tecnología oculta obtenida de los restos extraterrestres. Si bien su voluntad de considerar tales temas es encomiable desde la perspectiva de la libertad de expresión, parece justificado un poco de escepticismo, dada la falta de evidencia sólida y el riesgo de que tales temas resten valor a los problemas terrestres urgentes. No obstante, la incursión de Tucker Carlson en Twitter señala una nueva frontera para el discurso, una que no tiene filtros, es descarada y relativamente libre de restricciones. La amplia base de usuarios de Twitter presenta una oportunidad sin precedentes para penetrar en las cámaras de eco y alimentar conversaciones que trascienden los límites de los medios convencionales. “A partir de hoy hemos venido a Twitter, que esperamos sea la radio de onda corta debajo de las sábanas”, afirmó Carlson en sus comentarios finales, estableciendo paralelismos entre el papel de Twitter hoy y el acceso restringido a la información a mediados del siglo XX en la Unión Soviética. “Nos dicen que aquí no hay guardianes”, agregó. “Si eso resulta ser falso, nos iremos”. Sin embargo, con la libertad viene la responsabilidad. La influencia de Tucker Carlson en la opinión pública no debe tomarse a la ligera. Su disección de temas menos discutidos puede provocar una reevaluación necesaria de las narrativas principales, pero un análisis cuidadoso y basado en evidencia debe tener prioridad sobre las vendettas personales y el sensacionalismo, aunque Carlson pueda ser entretenido. A medida que el panorama de los medios digitales continúa evolucionando, también deberían hacerlo las normas que lo rigen. El nuevo programa de Carlson personifica el potencial ilimitado de los nuevos medios, un faro para la libertad de expresión y un recordatorio de los desafíos que plantea tal libertad. Es un desarrollo emocionante para el pluralismo de los medios, siempre y cuando no se convierta en un paraíso para la desinformación o el periodismo imprudente. En conclusión, si bien el primer episodio de Twitter de Tucker Carlson puede no estar exento de fallas, marca una nueva era intrigante de discurso, una que se atreve a cuestionar el sistema. Esperemos que allane el camino para un diálogo más atrevido, en el escenario digital.
Uno de los anuncios más inesperados del evento PlayStation Showcase 2023 fue la presentación de Project Q, el nuevo dispositivo dedicado al juego portátil que prepara Sony para su lanzamiento este mismo año. Cabe recordar que se trata un dispositivo de streaming mediante Remote Play que requerirá tener los juegos instalados en PS5, por lo que también requiere internet para jugar en todo momento. Sin embargo, Microsoft habla del producto de diferente manera, apostando incluso por su precio. En efecto, en su lucha por cerrar la adquisición de Activision Blizzard, Microsoft ha revelado que el precio de Project Q será inferior a 300 dólares. Tal y como recoge el portal Insider-Gaming, uno de los informes elaborados por los de Xbox hacia la FTC que bloquea la adquisición, los de Redmond confiesan que "se anticipa que Sony lanzará una versión portátil de PlayStation 5 a finales de este año por menos de 300 dólares". Entre los detalles de Project Q destaca que el dispositivo contará con una vibrante pantalla LCD de 8 pulgadas capaz de ofrecer una resolución de hasta 1080p a 60 fotogramas por segundo. De esta forma, el dispositivo ofrecerá imágenes nítidas y un juego fluido sin necesidad de tener la PS5 con el televisor encendido. Así mismo, todos los botones y características del DualSense, incluidos los gatillos adaptativos y la retroalimentación háptica, estarán presentes en el dispositivo. No obstante, se rumoreó una corta duración de batería para el dispositivo, algo que ayudaría a justificar un precio más bajo. De hecho, se habló de un precio de 200 dólares/euros para ser lo más competitivo posible en el mercado, alejándose de la situación de PlayStation VR2, que cuenta con un precio incluso mayor que el de PS5 y podría estar dificultando su despegue en ventas. Los rumores también señalan que la celebración de un segundo PlayStation Showcase en 2023 sería una realidad, por lo que habrá que estar muy atentos de este posible evento, así como de otros medios de comunicación de Sony, para conocer el precio real, nombre, fecha de lanzamiento y demás detalles de Project Q, un producto para el que Xbox parece que no tendrá producto similar.
