TIEMPO RE@L

miércoles, 25 de marzo de 2015

THE NEW YORK TIMES: Facebook se plantea alojar noticias de los medios en su web

Nada atrae a las agencias de noticias tanto como Facebook. Y nada las pone más nerviosas. Con 1.400 millones de usuarios, la red social se ha convertido en una fuente de tráfico vital para las empresas editoras de unos periódicos que intentan llegar a una audiencia cada vez más fragmentada y pegada a sus teléfonos inteligentes. Durante los últimos meses, Facebook ha mantenido conversaciones discretas con al menos seis empresas de comunicación sobre la posibilidad de que sus contenidos estén alojados dentro de Facebook en vez de que los usuarios tengan que hacer clic en un enlace que los conduzca a un sitio web externo. Este proyecto representaría un salto de fe para las organizaciones de noticias, acostumbradas a mantener a los lectores dentro de sus propios ecosistemas y a almacenar datos valiosos sobre ellos. Facebook ha intentado disipar sus temores, según varias de las personas a las que se ha informado de las conversaciones, y que han hablado de forma anónima porque están obligadas a cumplir un acuerdo de confidencialidad. Facebook tiene la intención de empezar a probar el nuevo formato durante los próximos meses, según dos personas al tanto del tema. Se espera que los primeros colaboradores sean The New York Times, BuzzFeed y National Geographic, aunque hay otros que podrían sumarse, puesto que las conversaciones continúan. Por lo pronto, The New York Times y Facebook se están acercando a la firma de un acuerdo, según una fuente. Para que la propuesta les resulte más atractiva a las empresas editoras de periódicos, Facebook ha analizado las formas en que estas podrían ganar dinero con la publicidad que se mostraría junto con el contenido. Facebook ha afirmado públicamente que quiere conseguir que la experiencia de acceder a los contenidos de Internet sea más fluida. Actualmente, las noticias en Facebook enlazan con la web del periódico y se abren en un buscador web, que suele tardar unos ocho segundos en cargar la información. Facebook cree que es demasiado tiempo, sobre todo en un dispositivo móvil, y que cuando se trata de atraer la inquieta mirada de los lectores, los milisegundos cuentan. Además de albergar los contenidos directamente en Facebook, la empresa está hablando con las editoras sobre otras técnicas que aceleren la transferencia de sus artículos. Según Edward Kim, consejero delegado de la empresa de distribución y análisis SimpleReach, incluso un pequeñísimo aumento de la velocidad del portal se traduce en un gran crecimiento del tráfico y la satisfacción del usuario. Por eso, señala, es probable que el plan de Facebook se centre en esas pequeñas mejoras, más que en obtener dinero de los acuerdos que alcance con los medios de comunicación.“Pero esto tiene muchas consecuencias para las empresas editoras", añade. “De hecho, todo se reduce al modo en que Facebook lo estructure y a que ellos puedan asegurarse de que todos salen ganando” El problema también es acuciante, prosigue, porque algunas empresas de comunicación han visto reducirse el tráfico procedente de Facebook, reducción que puede atribuirse a que Facebook esté dando prioridad al vídeo (un formato mucho más lucrativo en cuanto para las ventas de publicidad).Los usuarios de Facebook y los anunciantes utilizan cada vez más el vídeo y, en la conferencia de desarrolladores de Facebook que empieza este miércoles, está previsto que la empresa presente nuevas herramientas con las que colocar anuncios de vídeo en las aplicaciones que no son suyas. Al igual que Facebook, las empresas de comunicación también quieren mejorar la experiencia de los usuarios. Aun así, avanzan con cautela. Mientras que BuzzFeed aplica abiertamente la política de permitir la difusión de los contenidos fuera de su portal, The Times emplea un modelo de suscripción que representa una parte cada vez mayor de los ingresos de la empresa. Tendría que sopesar las ventajas de acercarse a los usuarios de Facebook — y los ingresos por publicidad que traen consigo— frente a la perspectiva de regalar sus contenidos y perder esos clics en su propia web que se quedarían en Facebook. Sin embargo, algunas empresas de medios de comunicación han reaccionado con frialdad a la propuesta. Varios empleados de The Guardian, por ejemplo, han indicado de manera no oficial a compañeros de a otras publicaciones que las editoras de periódicos deberían formar un frente común para negociar unos acuerdos que sirvan para todo el sector, y que deben seguir controlando su propia publicidad, independientemente de que el contenido esté alojado en Facebook o no, según contaba una persona informada de las conversaciones. Facebook no ha hecho comentarios sobre las conversaciones concretas con las editoras de periódicos. Pero la empresa ha señalado que les ha ofrecido algunos recursos que les ayudarían a sacarle más partido a Facebook, como unas herramientas que dio a conocer en diciembre que les permitirían dirigir los artículos a grupos de usuarios de Facebook específicos, como mujeres jóvenes que vivan en Nueva York y a las que les guste viajar. La empresa admite que el nuevo plan, cuyo abanderado es Chris Cox, la mano derecha del jefe de Facebook, Mark Zuckerberg, en cuestiones de producto, suprimiría los anuncios que los dueños de los periódicos suelen colocar alrededor de los contenidos. Aunque siguen dándole vueltas al modo de repartir los ingresos, una posible opción consistiría en permitir que las editoras de los periódicos muestren un único anuncio personalizado dentro de cada artículo de Facebook, según una persona al tanto de las conversaciones. Hasta hace poco, Facebook nunca había compartido ingresos con quienes publican la información. Esencialmente, su posición ha sido: “Pongan sus contenidos en Facebook y les enviaremos tráfico”. Pero últimamente, Facebook ha estado probando algunas formas de compartir los ingresos. En diciembre, empezó a mostrar vídeos de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL, por sus siglas en inglés) patrocinados por Verizon. Verizon pagaba para que enviasen los vídeos a la página de noticias de los usuarios y emitía un anuncio al final. La NFL y Facebook se repartían los ingresos. La nueva propuesta de Facebook conlleva otro riesgo para las empresas editoras: perder unos datos sobre los consumidores que son muy valiosos. Cuando los lectores hacen clic en un artículo, una serie de herramientas de seguimiento permiten que el portal que lo alberga recopile información valiosa sobre quiénes son, la frecuencia con que visitan la página y las demás cosas que han hecho en Internet. En vez de ir a parar al periódico, esos datos podrían ir a Facebook, que, como muchas empresas, utiliza esa información para dirigirse a los consumidores y hacer un seguimiento más eficaz de ellos con fines publicitarios (lo cual ha despertado críticas por sus políticas de privacidad). No se ha revelado cuántos de esos datos estaría Facebook dispuesto a compartir. Y si Facebook llega más allá de la fase experimental y aloja los contenidos en el espacio común del portal, quienes no participen en el programa podrían perder una cantidad considerable de tráfico (un factor que han tenido en cuenta algunas empresas editoras). Sus artículos podrían cargarse mas despacio que los de sus rivales y, con el tiempo, los lectores podrían dejar de acudir a esos portales.Y al igual que Facebook ha cambiado su página de noticias para que los vídeos alojados en el portal se reproduzcan automáticamente, lo que les da ventaja respecto a los vídeos alojados en YouTube, podría modificar esa página para que dé prioridad a los artículos alojados en su propia web. A la larga es probable que todas las editoras de periódicos tengan que permitir que sus contenidos circulen con más libertad fuera de sus propias páginas, pero sería a corto plazo ya que la propuesta da miedo porque las editoras de periódicos quieren controlar su marca, sus lectores y sus ingresos por publicidad. Por lo visto, este sitio web creado por la CIA lo quiere abarcar todo :(

SECUTABLET: La tablet mas segura de Blackberry

BlackBerry sigue trabajando en nuevos dispositivos que garanticen la seguridad del usuario y, por esta razón, su próximo paso será la venta de SecuTablet, la tableta con la que la compañía canadiense pretende abrirse un hueco en el mercado y plantar cara a Apple. Cabe recordar que no es la primera vez que intenta hacerse un hueco con este tipo de dispositivos, pues en 2012 lanzó, con muy poco éxito, Playbook. En efecto, de la mano de IBM y Samsung, BlackBerry presentó su nueva tableta de alta seguridad, basada en la Samsung Galaxy Tab 10.5 S. Se trata de un dispositivo de lo más seguro gracias a Secusmart, la tecnología de cifrado con la que la compañía pretende proteger a sus clientes del espionaje. De esta manera, pueden utilizar aplicaciones como Facebook, YouTube, Twitter o WhatsApp sin miedo a ser espiados o que sus conversaciones sean interceptadas. «La seguridad está arraigada en cada parte de la cartera de BlackBerry, que incluye soluciones de voz y cifrado de datos», ha declarado Hans-Christoph Quelle, CEO de Secusmart GmbH, la empresa alemana de BlackBerry especializada en la encriptación de voz y datos. «Clientes gubernamentales nacionales e internacionales han confiado sus comunicaciones de voz y datos con la Secusmart Security Card durante años. Esta misma tecnología es la clave de la nueva SecuTablet», ha declarado. Hay que destacar que gobiernos de Alemania y Canadá cuentan ya con esta tecnología. El modelo de BlackBerry es muy parecido a la Samsung Galaxy Tab S y su precio rondaría los 2.300 euros. El objetivo de la compañía con esta nueva tablet es hacerse con clientes muy importantes, empresas y gobiernos, gracias a la tecnología desarrollada. Habrá que esperar cómo reacciona el mercado ante la nueva propuesta de John Chen, CEO de BlackBerry, quien desde 2013 intenta poner punto y final a los malos años :)

domingo, 22 de marzo de 2015

CITIZENFOUR: Un documental de Edward Snowden sobre la filtración que reveló los arbitrarios tentáculos del espionaje estadounidense

Puede que Citizenfour no pase a la Historia del Cine, pero lo que sí es seguro es que pasará a la del periodismo. Llega a los cines el escarizado documental sobre Edward Snowden, el (ex) miembro de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) que filtró miles de documentos sobre los larguísimos y arbitrarios tentáculos del espionaje estadounidense, y que tiene mucho de documento periodístico histórico. En efecto, lo suyo sería que Citizenfour se enseñara desde ya en todas las facultades de periodismo, bajo el título: Lo nunca visto: cómo es una filtración por dentro. Porque ahí radica la importancia del filme de Laura Poitras, que el mes pasado se llevó el Oscar al mejor documental. El asunto es el siguiente: narrar todo lo que ocurrió antes y después de que Snowden tirara de la manta, pero sobre todo durante. A principios del 2013, Poitras recibió un misterioso correo electrónico encriptado con una firma no menos enigmática: Citizenfour. Detrás del alias se escondía Snowden: un empleado de la NSA, y ex de la CIA, que aseguraba poder revelar el sistema de pinchazos telefónicos e informáticos desplegado ilegalmente por la NSA con el cual EEUU estaba espiando las comunicaciones de todo el planeta en un patológico estado de paranoia. Medio año más tarde, Snowden abandonó sigilosamente EEUU y se reunió con Poitras y con dos periodistas de The Guardian, Glenn Greenwald (el primero en dar la exclusiva) y Ewen MacAskill (corresponsal en la zona) en una habitación de hotel en Hong Kong. El encierro de estas cuatro personas, filmado por una Poitras en fuera de campo, constituye el núcleo del filme. Si bien Poitras incluye una serie de intervenciones de activistas denunciando los crímenes de la NSA, el valor de Citizenfour consiste en su condición de documento periodístico inédito: no ya es que filme la cocina de una exclusiva periodística es que, para colmo, la exclusiva filmada es una de las más relevantes del siglo XXI por sus explosivas implicaciones políticas. Como sabéis, las relaciones periodistas/fuentes suelen estar envueltas en nebulosa por cuestiones obvias: la protección de la identidad de la fuente, viga maestra de la difusión periodística, no suele permitir explayarse a fondo sobre el asunto. Pero he aquí que Snowden decidió ir a rostro descubierto casi desde el principio (la NSA le hubiera localizado tarde o temprano), así que la película muestra la relación fuente/periodista al desnudo. Por qué quiero filtrar esta información, cómo podemos publicar la noticia (en este caso, serial de noticias) para que tenga más impacto, cómo gestionamos el tsunami mediático posterior, etc. La identidad de Snowden salió a la luz unos días después de la primera exclusiva. Lo que ocurrió después es conocido: se ocultó en Hong Kong y logró asilo temporal en Rusia, peripecia contada en el filme en clave de embrollo de espionaje. Pero lo verdaderamente asombroso es lo que sucedió los días anteriores: Snowden, Poitras, Greenwald y MacAskill enclaustrados varios días en una habitación de hotel mientras las primeras revelaciones del caso mutan en tsunami político/mediático y EEUU ordena la caza del hombre. Con los periodistas del diario británico tan pendientes de lo que ocurre dentro (las revelaciones diarios de Snowden) como de lo que ocurre fuera: Snowden cuenta nuevas revelaciones a cámara/los periodistas mientras la televisión del hotel emite un especial de la infame CNN sobre... las filtraciones de Snowden publicadas el día anterior. Que Snowden y los reporteros de The Guardian fueran siempre un paso por delante y manejaran el control informativo de la situación, al menos hasta que revelan la identidad del filtrador y estalla el escándalo, no quiere decir exactamente que las tuvieran todas consigo. En ese sentido, el fuera de campo de Citizenfour es una joya: o la inquietante sensación de que cualquier ruido proveniente del exterior de la habitación es el preludio de un asalto militar. Atmósfera permanente de tensión no exenta de momentos de humor. Como el estupor de los periodistas cuando Snowden les informa de que quizá la NSA les esté escuchando desde el principio: para pinchar el teléfono de un hotel, cuenta, no hace falta pasarse siquiera por el hotel ya que se puede hacer vía informática. O esa otra escena antológica, en su mezcla imposible de alta comedia y thriller inquietante, en la que empieza a sonar la alarma anti incendios del hotel y todo apunta a que la CIA va a tirar abajo la puerta de la habitación en cualquier momento. Segundos después, nuestros héroes se ríen aliviados, aún sin llegar a estar seguros en ningún momento de que el Gran Hermano no esté grabando sus risas, imaginando el gran servicio que han hecho a la humanidad al dejar al descubierto los crímenes cometidos por Washington “en nombre de la libertad” (?)

ASUS ZENWATCH: Un reloj de diseño con Android Wear

Asus también quiere luchar en el nuevo campo de batalla de las tecnológicas: el mercado de los relojes inteligentes. En efecto, la compañía taiwanesa Asus ha lanzado su propio smartwatch, Asus ZenWatch, un reloj que funciona con el sistema operativo Android Wear y que presume de diseño, pero sin demasiadas innovaciones. Asus ha decidido apostar por un formato rectangular para su reloj, pero con un borde metálico, una correa de cuero y un cierre diferente que lo sitúan en la categoría de relojes de diseño. Eso sí, que pese a que la correa puede ajustarse a diferentes tamaños de muñeca, el estilo del reloj es claramente masculino. (Ver vídeo) La potencia del dispositivo mantiene la tendencia del resto de relojes de gama media que vemos en el mercado: procesador Qualcomm Snapdragon, 512 Mb de memoria RAM y 4 GB de memoria interna. La falta de sorpresas se mantiene en el uso de Android Wear. Asus no ha añadido casi ninguna novedad, salvo los diferentes modos de visualizar la pantalla del reloj, por lo que con el ZenWatch podrás realizar las acciones habituales que permite el sistema operativo de Google para dispositivos de muñeca: ver notificaciones, contabilizar los pasos, tomar el pulso. Un reloj con estilo pero que no destaca por sus funciones pero que puede alardear de precio: 229 euros :)
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