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domingo, 28 de noviembre de 2021

PASAPORTE COVID: ¿La Marca de la Bestia?

Según el libro del Apocalipsis, la Marca de la Bestia es una especie de sello que los seguidores del Anticristo recibirán como lealtad a él. En efecto, dicha profecía, que aparece en el cap.13:16-17, dice que la imagen de la bestia "hará que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre". Vamos ¿Les parece familiar las restricciones anunciadas a los que no reciban la vacuna contra el Covid-19, ya que quien no pueda acreditar su vacunación no podrá trabajar, adquirir bienes o viajar, debido a que deberá estar obligatoriamente enclaustrado en su casa? Sin embargo, es justo reconocer que no sabemos cómo será esta marca. Hace un tiempo, algunos pensaron que se trataría de un sello o tatuaje del número 666. Recientemente, la gente pensó que podría ser un código de barras. Ahora se especula que la marca de la bestia será nada menos que un microchip implantado con la vacuna para combatir a la pandemia del Coronavirus que asola a la humanidad desde inicios del año pasado y que permitirá al “Gran Hermano” controlar la mente de la gente, lo cual como podéis imaginar, ha originado violentas manifestaciones anticovid especialmente en Europa por parte de los no vacunados quienes piensan que su libertad está en peligro si acceden a colocarse la vacuna, ya que a pesar de que su aplicación es voluntaria, distintos gobiernos prácticamente están condenando a una “muerte civil” a los que no hagan, con mayor razón con el incremento de los contagios en las últimas semanas debido a la relajación de las reglas y la aparición de una nueva variante sudafricana Ómicrom que ha puesto al mundo en modo pánico, demostrando que es la más letal y peligrosa de todas. “Algunas personas que se vacunaron inicialmente, tienen ahora miedo de haber recibido la marca y sentirse preocupados por el chip implantado en su cuerpo, según diversas teorías conspirativas que hablan de un plan malvado, planeado en secreto por un pequeño grupo de individuos poderosos”, dice Jovan Bydord, profesor de psicología de la Universidad Abierta de Londres. Un ejemplo es la idea de que el virus del SARS-CoV-2 fue fabricado por una élite con el objetivo de eliminar parte de la población, implantar un gobierno autoritario y crear un Nuevo Orden Mundial. “Y es que la creencia de que el mundo es finalmente controlable es un impulsor muy poderoso de las creencias conspirativas en momentos de crisis donde hay un vacío en las explicaciones”, dice Bydord. Las vacunas, según este tipo de discurso, sirven para alterar el ADN humano o para implantarle a la gente microchips rastreables con el objetivo de controlar la economía global y señalan a especialmente a Bill Gates como uno de los responsables. Otras teorías afirman que las vacunas se producen con células de fetos abortados y que no es necesario vacunarse porque la fe les protege, asociando el uso de máscaras y la necesidad de vacunarse contra el covid-19 a la marca de la bestia. Asimismo la creciente implantación de la vacunación obligatoria por parte de diversos gobiernos en el mundo contra el covid-19 está agitando las calles con el argumento que las campañas de vacunación son un atentado contra las libertades individuales y civiles. Pero ¿nos hace menos libres el pasaporte Covid? Los intereses que chocan son variados: la libertad del sujeto, la seguridad de control de la pandemia, el principio de igualdad de acceso a la vacunación, los intereses económicos del empleador… En la mayoría de los casos, el conflicto se produce entre la libertad del individuo a entrar en determinados espacios y los derechos a la sanidad, a la educación y al trabajo. Nuestra libertad se ve afectada por el hecho de vivir en sociedad y tenemos que atenernos a unas reglas para vivir en ella. En el caso de la limitación de las libertades de movimiento o de trabajo por no estar vacunado, nos encontramos con un debate similar. La libertad de la persona a no vacunarse puede ser entendida por el miedo a los efectos secundarios. Y debe ser respetada en la media en que únicamente la persona va a sufrir los riesgos de no vacunarse. Sin embargo, en una situación de pandemia como la que vivimos, la insumisión a adoptar ciertas medidas deja desprotegida a la colectividad. Ante eso, la sociedad no puede obligar a nadie a vacunarse. Pero sí tiene margen para limitar la libertad de determinados ciudadanos que son un potencial riesgo a los intereses de los demás. El derecho a la libertad no es un bien absoluto. La libertad, como derecho individual, está limitada por la sociedad, que está compuesta por muchos otros individuos con los que hay que convivir, cada uno con sus derechos, entre ellos al no ser contagiados por aquellos que no quieren vacunarse. Mientras todos no lo hagan, el virus seguirá mutando en nuevas variantes cada vez más letales y continuará siendo una amenaza para todos. Sin embargo, hay quienes no lo entienden así :(
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