TIEMPO RE@L

domingo, 21 de abril de 2019

ROBOTS ASESINOS: Moralmente abominables

Como sabéis, actualmente los países están divididos acerca de la adopción de normas estrictas para la fabricación y el desarrollo de los robots asesinos, así como su uso en los conflictos globales, ya que involucran a millones de seres humanos que pueden convertirse fácilmente en el principal objetivo de unas maquinas creadas para matar. Así, Mary Wareham, de Human Rights Watch, tras una larga semana de debates sobre los robots asesinos en la ONU en Ginebra, mostró su frustración debido a los nulos resultados conseguidos hasta el momento: “Estamos consternados”, afirmo la coordinadora de la campaña Stop Killer Robots. “¿Qué ha pasado con la responsabilidad que deben tener los países que desarrollan esa tecnología sin control alguno?” se pregunto. Como era de esperar, el resultado de las discusiones es extremadamente frustrante para Wareham. “La Convención sobre armas convencionales fue una forma de apaciguar a las organizaciones no gubernamentales (ONG) al sugerir que los gobiernos ‘estaban actuando’ para regular a los robots asesinos, pero hemos comprobado que ello no es cierto. Ahora todo lo que se esta discutiendo son asuntos no vinculantes que probablemente serán negociados solo por un año o dos” indicó. Desde el 2014, diplomáticos, expertos en desarme y activistas se han reunido seis veces en Ginebra en el marco de la Convención sobre ciertas armas convencionales para examinar las cuestiones éticas, jurídicas, operacionales, de seguridad y técnicas relacionadas con los robots asesinos. Todavía no existen armas totalmente autónomas, pero los activistas sostienen que solamente se necesitan unos pocos años para que puedan ser utilizadas en los conflictos, gracias a los rápidos avances en el desarrollo de las tecnologías y de la inteligencia artificial, así como a los importantes recursos financieros dedicados a ese campo. Como sabéis, más de 380 armas o sistemas robóticos semiautónomos -tales como tanques, aviones o barcos - han sido desplegados o están siendo desarrollados por varios países, incluyendo China, Francia, Israel, Gran Bretaña, Rusia y Estados Unidos. En cuanto al control de estos sistemas autónomos de armas letales, varios países como Japón han anunciado esta semana su intención de no adquirir ni desarrollar esas tecnologías. Si bien es cierto que la mayoría de los países han anunciado su voluntad de apoyar una nueva legislación internacional que prohíba y regule determinadas prácticas relacionadas con los robots asesinos, son aquellos que los fabrican quienes se oponen a ello. Un total de 28 países que a través de la campaña Stop Killer Robots reclaman un tratado preventivo para prohibir el desarrollo, la posesión y el uso de armas letales autónomas. Otros abogan por una regulación estricta para afianzar el principio de “control humano significativo” cuando se utilizan funciones críticas del sistema. Los críticos afirman que esas armas letales autónomas plantean importantes cuestiones éticas sobre la responsabilidad y la delegación de las decisiones de vida o muerte a las máquinas. Temen que la creciente autonomía de los drones, los misiles de defensa y los tanques se vuelva contra nosotros en caso de un ataque cibernético, un disfuncionamiento o peor aun, decidan rebelarse contra sus creadores. Lamentablemente, los países que están a favor del desarrollo de robots asesinos argumentan que estas armas “harán la guerra más humana al permitir que los objetivos sean elegidos y eliminados con mayor precisión, sin involucrar emociones humanas como el miedo o la venganza, limitando así el número de víctimas civiles” (?) cuando es todo lo contrario, ya que una maquina al no tener emociones, puede aniquilarnos a todos - sean combatientes o no - sin remordimiento alguno, eliminando a todo lo que encuentre a su paso. “Hay una enorme brecha entre los Estados que quieren hacer algo y los que no”, dice al respecto Mary Wareham. No creo que el público esté satisfecho si el resultado de estas discusiones es formar un comité o redactar una declaración sin impacto legal. Quiere resultados”. Una encuesta de Ipsos publicada en enero pasado reveló que el 61% de las personas interrogadas en 26 países se oponen al uso de robots asesinos. Para los activistas, el interminable debate y la obstrucción de un pequeño grupo de “países militarmente importantes” ha durado lo suficiente, por lo que tienen que ser detenidos. Para ello, una coalición de 100 ONG de 54 países ha previsto defender sus reivindicaciones ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre, en Nueva York, con el apoyo del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres. Los activistas quieren presionar a los países para que se pongan de acuerdo antes de noviembre sobre un mandato de negociación para desarrollar un tratado de prohibición global en lugar de una declaración no vinculante, que al final son palabras al viento. Si este enfoque fracasa, se podrían explorar otras vías legales con el objetivo no solo de frenar sino de prohibir permanentemente la fabricación y el desarrollo de los robots asesinos por parte de aquellos países que encaminan al mundo a su autodestrucción :(
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