Como si se tratara de un ‘inocente’ juego de vídeo, al accionar la palanca de mando de un drone podemos dirigir este hacia el blanco elegido: se presiona el botón, la bomba cae y explota. Pero esto no es un videojuego, el explosivo es real, así como las personas que están abajo y que vuelan en pedazos son reales. Solo en Pakistán, desde el 2004, los ataques de drones estadounidenses han causado la muerte de miles de civiles inocentes. Víctimas y activistas luchan desesperadamente por acabar con esta manera asesina de ‘luchar’ contra el terrorismo, cuando quienes perecen bajo las bombas no tienen nada que ver con ello. Las autoridades estadounidenses dicen que el programa es ‘una herramienta vital’ en la lucha contra los grupos terroristas como al Qaeda. Sin embargo, grupos internacionales de defensa de derechos humanos manifestaron grandes inquietudes sobre las consecuencias de los indiscriminados ataques con drones en Afganistán y Pakistán e insinuaron que son crímenes de guerra. En efecto, Amnistía Internacional y Human Rights Watch emitieron reportes en los que relatan con detalle varios ataques que Estados Unidos ejecuta en aquellos países y que resultaron en la muerte de decenas de miles de civiles. Los reportes se basaron en investigaciones de campo exhaustivas, que incluían entrevistas con los testigos y los familiares de las víctimas, y pidieron que se implementara una serie de medidas para que el programa cumpla con las leyes internacionales y se castigue a los responsables de estos horrendos crímenes, comenzando con el musulmán encubierto Barack Hussein Obama. Como sabéis, este ha adoptado los asesinatos con drones como su método favorito, como el arma ideal, y como inquilino de la Casa Blanca lleva cientos de ataques realizados en Pakistán, Irak, Afganistán, Yemen y Somalia, que han provocado la muerte de miles de personas inocentes, casi todas civiles. A modo de ‘excusa’ para tratar de acallar las criticas, ha afirmado en repetidas ocasiones que se tratan de ‘victimas colaterales’ y que de esta manera evita la muerte de soldados estadounidenses y ‘protege del terrorismo a la nación’ cuando precisamente por todos es conocido que los EE.UU. se han convertido en los primeros patrocinadores del terrorismo internacional, financiando a grupos como ISIS - liderado por un conocido agente del Mossad israelí - para que desaten el caos y la violencia en Siria e Irak, para ‘justificar’ así el intervencionismo estadounidense en esa estratégica zona. Esta guerra protagonizada por drones dirigidos por control remoto desde miles de kilómetros de distancia, le permitía a los EE.UU. - según creían sus impulsores - evitar el rechazo de la comunidad internacional ante el cúmulo de atropellos a la población civil que siempre van vinculados con las intervenciones de sus tropas en conflictos en el extranjero, pero los daños ocasionados a quienes no tienen nada que ver en el conflicto, ha incrementado el repudio a estas acciones criminales de Washington. En no pocas ocasiones, los ataques realizados con drones no tienen ni siquiera como objetivo a combatientes terroristas, sino a civiles ‘peligrosos’. Fue este el caso del imán estadounidense Anwar al-Awlaqui, asesinado en Yemen en septiembre de 2011, no por empuñar un arma contra objetivos de EE.UU. sino por sus llamamientos a la yihad. Su hijo adolescente sería asesinado también ‘por error’ dos semanas más tarde. El director de la CIA, que es desde 2009 el principal supervisor de las ejecuciones con drones que tiene Obama, sintetizó la cínica postura del gobierno con estas palabras: ‘Debemos optimizar la transparencia en estos asuntos, estoy de acuerdo, pero, al mismo tiempo, debemos optimizar el secretismo y la protección de la seguridad nacional’. En esas operaciones clandestinas realizadas en cualquier región del planeta, en esas ejecuciones, siempre mueren civiles, ciudadanos que no aparecen en ninguna lista. Y es que para la CIA y el Pentágono todo varón ‘en edad de combatir’, es contabilizado automáticamente en la lista de los ‘combatientes enemigos’ abatidos. Y si en el lugar del ataque mueren bebés, niños, mujeres o ancianos, en el mejor de los casos entran en la categoría de ‘daños colaterales’Los drones de Hussein Obama son solo una punta del iceberg, una pequeña muestra del mundo bélico que se nos viene, un adelanto de la guerra robótica, de la futura guerra entre drones, aviones y helicópteros, de los camiones militares sin conductor, la guerra entre soldados-robot, de los videojuegos convertidos en realidad, donde el control de la alta tecnología jugará un papel fundamental, donde quien la controle, quien tenga el control de esas Play Station letales tendrá el poder, y el que no la tenga seguirá poniendo los muertos. Los drones, al igual que toda una amplia variedad de artefactos mortíferos preparados para la guerra robótica y todos los que están en vías de experimentación, multiplican aún más la amenaza potencial que representa los EE.UU. para el mundo :(