TIEMPO RE@L

miércoles, 17 de abril de 2013

BITCOIN: ¿La nueva moneda de cambio global?

Acaricie su bolsillo y palpe las monedas que hay en su interior. Ahora imagine una divisa que no se pueda tocar, que solo exista de manera virtual y que no esté regulada por ningún banco central. Como el prototipo de anuncio de cualquier banco pero llevado al extremo: sin comisiones, sin entidades financieras, sin control fiscal y, por ende, sin nadie a quien reclamar en caso de incidente. Esta divisa virtual se llama «bitcoin» y si bien su aparición data de 2009, en los últimos meses ha aumentando su repercusión y su uso: el valor en circulación de la divisa ha superado en las últimas semanas los 1.500 millones de dólares y su cambio ha pasado de los 30 dólares en los que cotizaba cada unidad en marzo a los 237 dólares que alcanzó esta semana, antes de que se desplomase por debajo de los cien dólares. Mientras algunos alertan de que se trata de una burbuja, espoleada por la desconfianza generada a raíz de la quita en los depósitos de Chipre, otros la señalan como el futuro de los pagos. Divisa o inversión, el misterio parece ir implícito. La moneda nació hace cuatro años gracias a Satoshi Nakamoto, seudónimo bajo el que se esconde la persona o el grupo que diseñó el protocolo «bitcoin». En algunas tiendas y portales como Wordpress ya aceptan el pago con esta moneda. «En lugar de un banco central o de entidades financieras, la confianza en la divisa la genera la tecnología que hay detrás del programa», resume Javier Díaz-Gimenez, profesor del IESE Business School. Sin embargo, ello no ha evitado algunos fallos que ponen en cuestión el sistema. En el 2011, un internauta se dejó el ordenador encendido una noche mientras dormía y un pirata informático le sustrajo 500.000 dólares en «bitcoins». Y al no haber intermediarios, tampoco hay garantías detrás que protejan al usuario en caso de pérdida. Su volatilidad hace que muchos cuestionen que sea un activo riesgo para especuladores más que una divisa al uso. Si en diciembre la moneda se cambiaba por 10 dólares, desde entonces inició un rally que concluyó el pasado miércoles en los 237 dólares. Desde entonces se ha desplomado hasta los 80 billetes verdes. «La caída indica que muchos de los que tenían la moneda la han vendido para recoger beneficios. El otro punto controvertido apunta a sus reminiscencias con el patrón oro. La divisa tiene un límite, si bien a diferencia del metal preciado aquí se conoce con exactitud cuánto queda y cuál es el montante máximo que se puede alcanzar: 21 millones de unidades. Una cantidad que, según Bitcoin, se agotará en el año 2140 a medida que se vayan complicando los algoritmos de los que depende la creación de la moneda. En la actualidad, se calcula que hay once millones de divisas. El hecho de que ningún Gobierno ni supervisor controle la emisión de la moneda ha levantado el debate sobre la filosofía anarco-liberal de la divisa. «Las raíces teóricas de "bitcoin" se pueden encontrar en la escuela austríaca de Economía», señaló el pasado mes de octubre el Banco Central Europeo (BCE) en un informe que alertaba de los peligros de las monedas virtuales. «No tiene sentido dejar de confiar en un banco central para hacerlo en una empresa», arremete Palau. Asimismo, las transacciones son anónimas, lo que impide cualquier control fiscal. Este último punto ha hecho que la tecnología sea perfecta para la evasión fiscal. «Es la excusa que utilizarán los gobiernos para atacarla. Es una mejor moneda para todos los agentes económicos, incluidos los evasores», critica Rallo. El Financial Crimes Enforcement Network, agencia gubernamental norteamericana, ya ha propuesto regular las transacciones de «bitcoins». «Es una estructura piramidal: según la lógica de que cada vez habrá menos producción los principales ganadores de "bitcoin" son los que ya tienen esta moneda, ya que solo puede revalorizarse en el tiempo. Esto es muy sospechoso, sobre todo al venir de un producto tan opaco», señala Palau, que además recela de que no vaya a haber más de 21 millones de unidades. Como señalan los expertos, el futuro de la moneda dependerá de su verdadera implantación en la economía, y de que su uso se extienda más allá de especuladores y evasores. A pesar de todos sus defectos el «bitcoin» puede haber creado un precedente. «Es el futuro. Cuando la globalización ha normalizado los pagos internacionales, con "bitcoin" no hay comisiones, es inmediato y no arrastra los problemas las entidades financieras. También Visa dio fallos en sus primeros días. Es una cuestión de desarrollo», afirma Díaz-Giménez. Como fuere, hasta que no se perfeccione la divisa, el riesgo parece estar asegurado :)
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