TIEMPO RE@L

domingo, 24 de abril de 2022

JULIAN ASSANGE: El hombre que desveló los infames secretos de los EE.UU.

El temor que siempre ha tenido Julian Assange de ser extraditado a los EE.UU. está cada vez más cerca de materializarse. En efecto, en una polémica decisión, la Corte de Magistrados de Westminster emitió el pasado miércoles la orden de entrega al otro lado del Atlántico, donde le reclaman por falsos cargos “de espionaje e intrusión informática” por las revelaciones que realizó en el 2010 a través del portal Wikileaks sobre las guerras de Irak y Afganistán, dejando al descubierto los crímenes de guerra cometidos por los EE.UU. Se trata de un paso escandaloso en un proceso político que se extiende ya más de una década, donde la figura del australiano siempre ha estado en la mira de Washington. Pero no es el definitivo. La orden debe ser considerada ahora por la ministra de Interior, Priti Patel. Y la decisión de esta última podrá ser recurrida por ambas partes (la Justicia estadounidense o el propio Assange), siempre que el Tribunal Superior lo autorice. Aunque la defensa tendría en última instancia recurrir ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. La vista del ilegal proceso apenas duró unos siete minutos, por lo que la decisión ya estaba tomada de antemano. Assange, de 50 años, solo habló por videoconferencia desde el centro de alta seguridad londinense de Belmarsh para confirmar su nombre y fecha de nacimiento. Su caso se ha convertido en un autentico montaje. De una manera cínica y cobarde, EE.UU. le acusa “de violar la Ley de Espionaje”, alegando que el material publicado ponía en peligro vidas, mientras que la defensa alega que los documentos clasificados expusieron los crímenes cometidos por la Casa Blanca durante las guerras de Irak y Afganistán y eran de interés público. Sin embargo, todo se vuelve luego más complicado cuando se meten de por medio complots de la CIA y planes para acabar con la vida del fundador de WikiLeaks. Es más, cabe recordar las amenazas proferidas por la Criminal de Guerra y Gran Ramera del Apocalipsis Hillary Clinton, quien pidió que se lanzara misiles contra la embajada ecuatoriana en Londres para asesinarlo “y luego pedir disculpas por ello”. Demás esta decir que ello al final no se llevo a cabo ese demencial plan, pero dejo al descubierto la caradura moral de esa tiparraca. De otro lado, al término de la breve vista de ese miércoles en la Corte de Magistrados de Westminster, la esposa del periodista, Stella Assange - con la que ha tenido dos hijos durante su larga etapa de cautiverio - pidió a la multitud de simpatizantes reunida a las puertas del juzgado “seguir luchando por su liberación”. El juez principal de la Corte, Paul Golspring, fue el encargado de emitir la orden de extradición y la ministra de Interior británica tiene ahora un plazo de dos meses prorrogable para decidir si la confirma o rechaza, mientras que la defensa del “hacker” ya ha indicado que la rebatirá dentro del periodo de cuatro semanas previsto, que acaba el 18 de mayo. Fue el pasado 14 de marzo, cuando el Tribunal Supremo dio luz verde a la entrega del programador informático al rechazar un recurso que buscaba impedirla e instruyó al magistrado de primera instancia a emitir la orden que ahora debe considerar el Ejecutivo británico. Ese fallo puso fin a un proceso cargado de irregularidades que arrancó el 21 de enero del 2021, cuando la jueza Vanessa Baraitser de la Corte de Magistrados de Westminster denegó la extradición al concluir que Assange presentaba riesgo de suicidio y que las condiciones penitenciarias en los EE.UU. podían exacerbarlo. Aunque la magistrada aceptó entonces el argumento de la defensa sobre la salud del acusado, desestimó otros que sus abogados podrían decidir recurrir ahora. Si lo hicieran, en principio el Tribunal Superior solo lo examinaría una vez se conociera la respuesta de la titular de Interior. Si no hubiera ningún recurso, la extradición se produciría en los 28 días siguientes de haber sido autorizada por la ministra. Según la defensa de Assange, las acusaciones de Washington están políticamente motivadas y, si acaban en condena, podrían suponer hasta 175 años de cárcel, y sería un precedente catastrófico para la libertad de prensa. La historia de Assange bien podría ser material de serie de Netflix. Sus problemas con la justicia no solo empezaron por la publicación de los cables secretos, sino por unos supuestos abusos sexuales que nunca ocurrieron y que fueron inventados por la CIA. En verano del 2010, cuando ya había alcanzado la fama en todo el mundo al publicar los explosivos documentos en WikiLeaks, viajó a Estocolmo para dar una serie de conferencias. Fue invitado por varias organizaciones, entre ellas, el colectivo cristiano del Partido Socialdemócrata sueco, cuya portavoz era Anna Ardin, una joven que actuó como su jefa de prensa y lo acogió en su casa. El periodista dio una charla el 14 de agosto y allí conoció a Sofia Welin, acreditada como fotógrafa, aunque luego se supo que era una agente encubierta de la CIA, quien preparo una trampa junto con Ardin, las cuales acudieron a una comisaria de Estocolmo el día 20 para presentar una denuncia contra Assange “por violación y acoso sexual.” La inconsistencia de la denuncia era tan evidente ya que nunca se presentaron pruebas del delito que fue inmediatamente desechada. Aun así, EE.UU. solicito inmediatamente su extradición al gobierno británico, por lo que Assange pidió asilo en la embajada ecuatoriana, al ser considerado un héroe de la libertad de expresión y donde recibía visitas de todo tipo. Pero desde que Lenín Moreno se convirtió en presidente de Ecuador en el 2017 las cosas cambiaron debido a las órdenes recibidas por este de los EE.UU. Estrictamente, visita de abogados. Se le cortó también acceso a Wifi “para que no siguiera interfiriendo en asuntos de terceros países”. Según los medios, la convivencia con el personal de la embajada se había convertido ya en insoportable por la abierta hostilidad del personal de la embajada hacia su huésped, esperando que la abandonara por su propia voluntad. The Guardian sacó incluso a la luz un aparente plan secreto de los diplomáticos rusos para tratar de evacuar al activista el día de Nochebuena del 2017 en un coche diplomático para trasladarlo a otro país. Sin embargo, la operación de rescate fue abortada finalmente apenas unos días antes de la fecha señalada por ser “demasiado peligrosa”. Finalmente, tras ser expulsado de la embajada ecuatoriana al no querer irse, fue inmediatamente detenido por la Scotland Yard en abril del 2019, por una orden de extradición en nombre de las autoridades estadounidenses. Inicialmente solo le reclamaban por un “delito informático”, pero posteriormente presentaron 17 cargos más “por espionaje”…. Todos inventados. Washington sostiene que en marzo del 2010, el australiano se coordinó con la exsoldado Chelsea Manning - que por aquel entonces trabajaba como analista de inteligencia para el Departamento de Defensa bajo el nombre de Bradley Manning- a fin de acceder a material clasificado del Gobierno. La divulgación de los datos supuso un duro golpe para los EE.UU., quienes desde entonces quisieron ponerle las manos encima y ha hecho todo lo posible para que ello llegue a ocurrir. Esperemos que no se salgan con la suya y Assange pueda recobrar su libertad, aunque en el actual contexto que se vive en el mundo con la enfermiza fobia antirrusa tanto de Washington como de Londres, el futuro del fundador de Wikileaks se ve muy oscuro :(
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