TIEMPO RE@L

domingo, 16 de enero de 2022

UNA PREGUNTA INDISCRETA: ¿La Internet engaña a nuestro cerebro?

Existe una interrogante que viene cobrando cada vez mayor fuerza: ¿Juega Internet con nuestro cerebro? O dicho de otra forma, ¿el fácil acceso a Google y otros buscadores a través de nuestros ordenadores y/o teléfonos inteligentes ha cambiado la forma en que las personas se relacionan con su memoria o el modo en el que juzgan sus propias habilidades mentales? En efecto, son muchos los estudios recientes que se han interesado por este tema, entre ellos, el realizado por el profesor Adrian Ward de la Universidad de Texas en Austin del que se hizo eco no hace mucho la versión digital de NBC News y del que da cuenta Discover magazine . Él mismo lo expresa así: “Hay veces que tengo el impulso de buscar algo en Google y no lo hago porque quiero saber si puedo sacarlo de la memoria”. Un reto que puede resultar familiar para cualquiera que tenga un teléfono con conexión a internet a mano y no recuerde, por poner solo dos ejemplos, el nombre de aquel actor que salía en una película de terror que le gusta o el título de uno de los temas de su grupo indie favorito. Según explica el experto en esta investigación, las personas que se apoyan en un motor de búsqueda como Google pueden obtener rápidamente las respuestas correctas pero también pueden acabar con una idea equivocada sobre la solidez de su propia memoria. Para Ward esto se debe a que la búsqueda en línea es tan fluida y está habitualmente tan disponible – al menos en las sociedades con mayor desarrollo tecnológico- que la gente a menudo no tiene la capacidad de experimentar su propia capacidad o incapacidad para recordar cosas. En su análisis sobre la intersección entre Internet y la memoria humana, el especialista señala que las implicaciones podrían ser de gran alcance incluso para la difusión de la desinformación política. Ward explica que diversas investigaciones sobre la forma en que las personas toman decisiones demuestran que aquellas que confían demasiado en sus conocimientos se afianzan más en sus opiniones sobre política y ciencia y también pueden tomar decisiones financiera y médicas cuestionables. Ward y otros muchos investigadores, científicos cognitivos y psicólogos se cuestionan en la actualidad qué significa recordar cuando los recuerdos son moldeados por la tecnología – a veces de muchas maneras diferentes- y también tratan de repensar cómo va a funcionar la memoria con cada nueva interacción de dispositivos digitales, difuminando la línea entre la mente e Internet en algo que Ward define como un ‘intermind’. Aunque todavía no se conocen las consecuencias reales, las investigaciones ya están dando pistas sobre lo que significa depender tanto de internet para recordar. Un estudio realizado en el 2019 descubrió que el uso habitual del GPS, por ejemplo, afecta negativamente a la memoria espacial. Otros estudios, por su parte, han examinado cómo la memoria puede verse alterada por el acto de publicar en las redes sociales, a veces mejorando el recuerdo y otras, sin embargo, induciendo al olvido. Para su investigación, publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States, Ward realizó una serie de ocho experimentos para comprobar cómo las personas utilizaban sus propios conocimientos mientras completaban breves pruebas y encuestas de cultura general. Algunos participantes tuvieron acceso a Google mientras respondían a las preguntas y otros no. El investigador descubrió que las personas que utilizaron Google tenían más confianza en su propia capacidad de pensar y recordar, y predijeron erróneamente que sabrían mucho más en futuros cuestionarios sin la ayuda de Internet. Ward lo atribuye al diseño de Google: sencillo y fácil, menos parecido a una biblioteca y más a una “prótesis neural” que simula una búsqueda en el cerebro humano. Este resultado sigue la estela de una investigación anterior del 2011 sobre el llamado ‘efecto Google’ que también determinó que es menos probable que las personas recuerden información si saben que pueden encontrarla en Internet. Por su parte, Steven Sloman, profesor de ciencias cognitivas, lingüísticas y psicológicas de la Universidad de Brown, precisa que es importante tener claro que “utilizamos mucho más que nuestro propio cerebro para pensar y recordar”. Para el experto, coautor del libro The Knowledge Illusion: Por qué nunca pensamos solos, los seres humanos siempre han recurrido a otras personas (familia, amigos…) para ayudar a la memoria así como a material escrito. «Internet me parece una prolongación de lo que hemos hecho durante milenios, que es utilizar el mundo, y ahora en forma electrónica”, explica. Esto equivaldría a lo que los científicos cognitivos denominan ‘descarga’, o lo que es lo mismo, dar un respiro al cerebro almacenando la información en otro lugar como hacemos, por ejemplo, guardando números de teléfono en un móvil o apuntándolos en una agenda. Sin embargo, Internet no solo almacena información sino que proporciona información en cualquier momento y maneras de dar forma a los recuerdos. Para las investigadoras Emmaline Drew Eliseev y Elizabeth Marsh de la Universidad de Duke “la externalización de los recuerdos en las esferas digitales cambia lo que la gente atiende y recuerda sobre sus propias experiencias” debido a factores como la facilidad con la que se editan las imágenes o el enorme número de recuerdos al alcance de la gente. “Estas y otras cuestiones tienen que ver con la memoria, pero surgen debido a un contexto social que no se podía prever hace dos décadas”, escribieron :)
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