El gobierno chino anunció este martes una campaña de 14 meses para intentar clausurar la última brecha que presentaba la "Gran Muralla de Fuego" que ha tejido en torno a Internet: las redes privadas virtuales, más conocidas por sus siglas en inglés (VPN). Como sabéis, las
VPN permiten conectarse de forma segura a Internet a través de otros ordenadores y de redes compartidas y mantenidas por usuarios, motivo por el cual no estaban hasta el momento bajo el control del gobierno chino. Al exigirse un usuario antes de acceder a ellas, impedir el acceso a agentes no deseados era algo bastante sencillo, incluso en China. Según un comunicado que difundió el Ministerio de Industria local, todas las empresas que ofrezcan este tipo de servicios en el territorio chino tendrán que solicitar a partir de ahora una aprobación previa del gobierno, un subterfugio dialéctico utilizado a menudo por las autoridades para declarar ilegal de facto algún tipo de actividad. El texto oficial no escondía el espíritu punitivo de esta iniciativa de "limpieza"- utilizaba ese vocablo - que se implementará porque según las autoridades "el mercado de servicios de conexión a Internet de China [...] presenta señales de un desarrollo desordenado que requiere de forma urgente una mejora de la regulación. Se trata de fortalecer la seguridad de la administración de la información en el ciberespacio". Según un estudio de la compañía Statista, un 29 por ciento de todos los internautas chinos recurrían en 2015 a VPN para intentar evadir las cortapisas impuestas por el poder chino, que dispone de toda una legión de censores para suprimir las expresiones de descontento político y social en la red incluidos temas como las críticas a la contaminación que sufre Pekín o hasta cualquier signo de agitación provocado por catástrofes naturales. Las VPN son utilizadas para intentar burlar el control de los medios de comunicación - nacionales y extranjeros - en un país que bloquea 135 de las 1.000 páginas web más populares de la red, según la firma Greatfire.org. En la nación asiática nombres como Facebook, Twitter, YouTube o Google son competidores menores de sus alternativas chinas - todas ellas solícitas ante la censura del Partido Comunista Chino (PCC) - precisamente porque su acceso está clausurado. Los responsables de la "Gran Muralla de Fuego" suelen lanzar operaciones puntuales contra las VPN como la que se registró durante la última reunión del Congreso Nacional Popular en marzo del 2016, que provocó el colapso casi absoluto de estos servicios anti censura durante una semana, pero nunca se habían fijado un plazo de tanta duración. En enero del 2015, durante otra de esta acometidas contra las VPN, la prensa afín al PCC calificó la acción como "un desarrollo saludable" para el país. La presente campaña podría tener relación con el próximo XVIII Congreso del PCC que se celebrará en otoño y en el que el actual dictador Xi Jinping apadrinará una amplia renovación de la cúpula dirigente local que debería reforzar aún más su amplio poder. Xi Jinping se ha caracterizado siempre por su encendida defensa de un férreo control de Internet al punto de exigir que la red universal se someta a una compartimentación territorial que la adapte a las regulaciones de cada estado. Precisamente, China aprobó el año pasado la entrada en vigor en junio de una nueva ley de seguridad online que exige a los proveedores de Internet que presten "apoyo técnico" a las fuerzas de seguridad para "salvaguardar la seguridad nacional e investigar los crímenes", según se leía en el comunicado que difundieron las autoridades. También tendrán que someterse a "revisiones de seguridad nacional" y guardar los datos personales de los usuarios. La medida provocó la protesta de empresas extranjeras y ONGs que advirtieron que era un paso más para estrangular la ya de por sí precaria libertad de expresión en el país. El anuncio oficial se produjo horas después de que el Centro de Información de la Red de Internet afirmara que los internautas locales ascienden ya a 731 millones, con una amplia mayoría de 695 millones que acceden al espacio virtual a través de los teléfonos móviles. Esta última cifra supone un aumento del 10 por ciento en los últimos tres años y confirma el espectacular auge que tiene el recurso a los teléfonos portátiles en la nación asiática, algo que está revolucionando multitud de sectores. Por ejemplo, el del pago virtual utilizando el mismo aparato, algo que en China constituye ya una práctica generalizada hasta el punto de poner en peligro la supervivencia de elementos del pasado como los cheques o las tarjetas de crédito. El año pasado, se produjo un incremento del 31,2 por ciento en el comercio digital usando este sistema al que recurrieron 469 millones de chinos. Razón demás para el gobierno de querer reforzar su control :(