Estos últimos días quedó ha quedado demostrado que el dinero y la incompetencia pueden más que el derecho de los usuarios a expresarse libremente en la Web. Seguramente todos ya están enterados sobre SOPA - acrónimo de Stop Online Piracy Act (Acta para detener la piratería en línea) - un infame proyecto que se está debatiendo actualmente en el Congreso de Estados Unidos con el objetivo de convertirse en ley. En el caso de que esto se convierta en realidad (la decisión final se tomará en los últimos días de noviembre) podría cambiar para siempre el modo en el que accedemos a Internet. Básicamente lo que proponen varias corporaciones y organizaciones supuestamente “preocupadas” por los Derechos de Autor - menuda panda de hipócritas - es implementar la censura y el bloqueo económico a todos los sitios que supuestamente infrinjan material registrado bajo las leyes del Copyright. El problema en sí no es que defiendan el Derecho de Autor sino a sus propios bolsillos. Y lo peor de todo es que proponen la implementación de un bloqueo DNS en Estados Unidos, medida actualmente implementada por China, Siria e Irán (los países considerados opresores según los “defensores de la libertad” norteamericanos).Muchos se preguntan por qué nos indigna tanto que esta propuesta pueda llegar a volverse efectiva en Norteamérica: porque en el caso de que esto ocurra podría transformarse en una tendencia global. Y como en gran parte de los países del mundo existe un inmenso vacío legal en lo que a Internet refiere las grandes corporaciones podrán imponer su peso económico por sobre los derechos de los usuarios. Desde aquí no buscamos fomentar la piratería, pero toda la campaña de la Stop Online Piracy Act está basada en discursos pedantes de personas que en su maldita vida se sentaron frente a un ordenador. Y es que el verdadero motivo de los impulsores de SOPA es llevar a que sitios web -incluidos los blogs- acudan a la autocensura por temor a ser investigados o sancionados. Lamentablemente el futuro de Internet hoy es incierto y lo peor de todo es que sólo un puñado de ejecutivos sin escrúpulos y políticos comprados serán los encargados de tomar la decisión que indudablemente nos afectará a todos. El activismo cibernético para frenar este proyecto está funcionando a destajo y cada vez son más las personas que se suman a movimientos organizados por ONGs y redes sociales. Ojala algunas de las firmas que se mostraron en contra de la iniciativa (Google, Facebook, Twitter, Zynga, AOL, Mozilla, eBay, Amazon, etc.) sean capaces de influenciar para que no nos sea quitado una de las pocas plataformas democráticas a la que todavía tenemos acceso libre.No a la censura en la Red :(
