TIEMPO RE@L

domingo, 12 de septiembre de 2021

COREA DEL NORTE: Vivir en un país sin internet

Desde su fundación en 1948, Corea del Norte tiene la desdicha de encontrarse bajo el yugo de una sangrienta dictadura comunista, que padece en manos de una misma familia, cuyos integrantes se han sucedido en el poder mostrándose cada uno más cruel y despiadado que el otro, siendo Kim Jong-un, que ocupa el cargo desde el 2011, el tercer miembro de la dinastía roja y cuyos crímenes no palidecen a los cometidos por su padre y su abuelo. Un demente que además amenaza continuamente al mundo con sus misiles nucleares. Para los norcoreanos, vivir en tales circunstancias da lugar a múltiples curiosidades que resultan difíciles de creer ¿En qué año viven actualmente? ¿Tienen Facebook? ¿Qué programas pueden ver en la televisión? ¿Y qué películas dan en el cine? Algunas cosas solo pasan en Corea del Norte. Año 110 d.K.: Mientras nosotros estamos en el 2021, los norcoreanos se encuentran en el 110. Su calendario recién comienza en 1912, año en que nació Kim Il-sung, fundador de Corea del Norte y abuelo del actual déspota. Este calendario toma prestados elementos de dos calendarios históricos empleados en Corea, el sistema tradicional de los nombres de las eras coreanas y el calendario gregoriano en donde los años están ligados al nacimiento de Jesús. El calendario fue adoptado por decreto el 8 de julio de 1997, en el tercer aniversario del fallecimiento del tirano; Circulo digital: En Corea del Norte no existe el internet tal como lo conocemos nosotros. Hay una red interna (intranet) llamada Kwangmyong, para que sus usuarios no puedan acceder a fuentes extranjeras. Funciona como un tipo de censura, evitando el acceso a información “no deseada”. Para mantener su sistema político y social, Corea del Norte esta desconectado digitalmente del exterior, así que en esta intranet sólo puede encontrarse información autorizada por el régimen. No es de sorprender que allí no se conozca Twitter, ni Google, ni Facebook, ni Youtube, ni Instagram; Costumbres obsoletas: A causa de la herencia comunista, Corea del Norte ha copiado viejos modelos propios de los extintos países soviéticos. Por ejemplo, durante la época de cosecha, los trabajadores de oficina en las ciudades se desplazan al campo dos semanas a ayudar a los agricultores. Por otro lado, los norcoreanos dedican todos los viernes a hacer obligatoriamente trabajos comunitarios, como por ejemplo cuidar los jardines de las ciudades. Los sábados sirven para estudiar las enseñanzas “del amado líder” y los domingos es obligatorio asistir a los parques a rendir homenaje en familia a las grotescas estatuas de Kim Il Sung y Kim Jong -il con particular “reverencia” ya que el no hacerlo sería un grave delito que se castiga con trabajos forzados en lugares remotos para el infractor, quien desaparece para siempre junto con sus seres queridos y nunca más se tienen noticias de ellos; El estadio más grande: En Pyongyang, la triste y patética capital del país - con los más espantosos monumentos sobre la Tierra que “glorifican” al régimen - se encuentra el estadio más grande del planeta, el Rungrado May Day (el Primero de Mayo), del cual se asegura que tiene capacidad para 150.000 personas aunque algunos expertos calculan que hay 114.000 asientos. Si bien allí se presenta la selección de futbol norcoreana, mayormente es utilizado para realizar festivales propagandísticos y exhibiciones de gimnasia artística en homenaje al Partido del Trabajo de Corea; La televisión pública: En Corea del Norte sólo hay dos canales de televisión que destinan toda su programación a difundir propaganda a favor del régimen durante las escasas horas que se encuentran al aire para ahorrar energía. Los receptores están concentrados, en su mayoría, en ciudades y grandes puntos de población. Todos los televisores y transistores pasan una "revisión" para bloquearles las frecuencias que no sean las del sistema de radiodifusión norcoreana, tras la cual son precintados con una pegatina que, de ser arrancada, acarrea penas graves. Además, la televisión emplea el sistema PAL para que no sea compatible con el de Corea del Sur; Películas de Cine: Corea del Norte tiene su propia industria cinematográfica de paupérrimo nivel y, como parte del sistema de propaganda del gobierno, está dedicada a reproducir únicamente la filosofía del régimen. Igual que el resto de informaciones y productos externos, el cine extranjero está sometido al filtro de las autoridades y necesariamente debe ser chino. El resto está completamente prohibido y quien lo posea o difunda se expone a la pena de muerte; Presencia omnipresente: El culto a la dinastía Kim es absoluto. Todos los norcoreanos llevan un pin en la solapa con la cara de alguno de los tiranos: Kim Il-sung, Kim Jong-il y Kim Jong-un. Instaurado por Stalin en la desaparecida Unión Soviética, el culto a la personalidad en Corea del Norte ha alcanzado niveles repugnantes. Así, en todas las casas y lugares públicos tiene que haber obligatoriamente colgadas fotos con sus retratos, que deben estar ubicadas en la pared más importante, como para recordarles en todo momento que son vigilados; La guerra contra el sur: Oficialmente, Corea del Norte y Corea del Sur están en conflicto desde el fin de la Guerra de Corea (1950-1953). A pesar de haber acordado un armisticio, aún no han firmado ningún tratado de paz, lo cual es utilizado como un pretexto por el régimen para denunciar repetidamente “amenazas” por parte de Seúl y fortaleciendo por ello a su ejército, destinando los limitados recursos que posee en armas, mientras el país se muere de hambre. No es de extrañar que Pyongyang posea uno de los ejércitos más grandes del mundo, con un millón de soldados, y todos los habitantes reciben formación militar; ¿De vacaciones a Pyongyang? Si antes del estallido de la pandemia mundial del Coronavirus viajar a un lugar tan cerrado y aislado como Corea del Norte era muy complicado, ahora es imposible. En esa época, para ingresar en el país debía pedirse un visado especial en alguna agencia de viajes autorizada por el régimen. Una vez allí, los visitantes no podían llevar móvil y debían ir acompañados en todo momento por “dos guías turísticos” que en realidad son agentes de la policía que los vigilan en todo momento. Tampoco se podía salir del hotel ni pasear libremente por las calles para ver la espantosa realidad que oculta el régimen al exterior, porque la visita tenía un itinerario cerrado. En definitiva: los turistas solo pueden ver lo que les dejan ver. No cabe duda que vivir allí para el resto de los mortales seria una pesadilla, pero es algo que los norcoreanos siguen padeciéndolo. En una sociedad paranoica donde todos se vigilan unos a otros y padres e hijos se denuncian a la menor sospecha, es muy difícil que ello cambie en un futuro cercano. Ya van 73 años de terror comunista y nadie sabe cuando acabara ese tormento :(

GOOGLE PIXEL 5A: Un diseño sin sorpresas

Estaba al caer y ha caído. En efecto, tenemos ante nosotros al Google Pixel 5a con 5G, el terminal que coge el testigo del Pixel 4a que se presentó hace casi un año y que representa una versión algo más económica del Pixel 5 que también salió por ese tiempo. Al respecto, los rumores y filtraciones sobre este nuevo terminal eran ya numerosos, pero por fin tenemos imágenes y especificaciones oficiales para un Pixel que sobre todo destaca por la batería de mayor capacidad de los móviles de Google hasta la fecha. Los rumores ya nos habían permitido conocer el aspecto de un Pixel 5a (con 5G) que sigue las mismas líneas de sus antecesores, y en especial del Pixel 5 del que "bebe" muchas de sus características tanto externas como internas. Estamos ante un terminal que es mayor que el Pixel 5 (6,34 pulgadas frente a 6) y que también pesa más (183 g frente a 153 g), pero es ahí donde entra una de las grandes novedades de este modelo, que renuncia a algo de delgadez y peso para integrar una batería de 4.680 mAh que teóricamente dará más margen de maniobra en autonomía. El diseño destaca por esa simetría de los marcos y el característico agujero en pantalla para la cámara selfie, que está situado en la parte superior izquierda de ese frontal. En la trasera encontramos un discreto módulo de cámaras cuadrado que parece hasta exagerado para los dos pequeños sensores que encierra, y a los que acompaña el flash. El lector de huella dactilar en la parte trasera vuelve a ser seña de identidad en esa parte, mientras que en la parte baja de esa trasera nos encontramos con la pequeña "G" que deja claro la procedencia de este smartphone. Google, por cierto, ha mantenido el conector de auriculares, una buena noticia para un terminal que además cuenta con el habitual puerto USB-C para la carga y transmisión de datos. La sensación con este Pixel 5a es que llega algo tarde en todos los sentidos, ya que en esencia es un Pixel 5 con un pequeño aumento de diagonal de pantalla. El terminal mantiene el mismo SoC (Snapdragon 765G), una pantalla OLED con tasa de refresco de 60 Hz, 6 GB de RAM (eran 8 en el Pixel 5) y 128 GB de capacidad. Además de la diagonal algo mayor, este Pixel 5a gana algo en resistencia con la certificación IP67 y sobre todo con la citada batería, un 20% mayor que la que tenía por ejemplo el Pixel 4a. Las cámaras se mantienen idénticas a las que nos había planteado el Pixel 5: contamos con un sensor principal de 12,2 Mpíxeles y apertura f/1.7 que se ve acompañado por un ultra gran angular de 16 Mpíxeles que debutó el año pasado. Ambos sensores permiten aprovechar todas las opciones de las cámaras de los Pixel, incluida la astrofotografía, el modo Night Sight y ese nuevo modo Portrait Light para darle una vuelta a las fotos de retrato que sacamos. Cabe destacar que la disponibilidad de este Google Pixel 5ª desde el pasado 26 de agosto estará restringida de momento a EE.UU. y Japón, a un precio de 449 dólares, lo que suponen 50 dólares menos que el precio de venta con el que se lanzó su antecesor, el Pixel 4a 5G :)
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