TIEMPO RE@L

miércoles, 14 de noviembre de 2018

DISNEY+: El "Netflix" de Disney

Ahora es oficial. Durante la entrega de resultados financieros, Disney confirmó que su futura plataforma de streaming de vídeo será conocida como Disney+ ("Disney Plus"), así sin sorpresas y dejando de lado el rumor que apuntaba a 'Disney Play', que resultó ser un malentendido durante una entrevista al CEO. Bob Iger, CEO de Disney, también confirmó que Disney+ llegará a inicialmente a los EE.UU. a finales del 2019, y que piensan lanzarlo en más países, aunque aún no hay nada concreto. Durante la llamada a inversores, Iger hizo énfasis en que las licencias cedidas a Netflix no se renovarán, mientras que todas las nuevas producciones relacionadas con sus franquicias serán exclusivas de Disney+. Esto por el momento sólo aplicará a los EE.UU., ya que en el caso de los demás países estamos ante casos particulares que se revisarán más adelante. Según la compañía, Disney+ tiene preparado su lanzamiento con una amplia oferta de contenido que abarca las producciones de la recién comprada Fox, así como la de sus famosas licencias, como Star Wars, Marvel y obviamente todos los personajes de Disney y Pixar. Para este lanzamiento, se espera tener lista la serie de 'Loki', que contará con Tom Hiddleston, y una serie live-action basada en Cassian Andor, que conocimos en 'Rogue One' y que será protagonizada por Diego Luna. También habrá un reboot de 'High School Musical', la nueva temporada de 'The Clone Wars' y una nueva serie animada original basada en Monsters Inc. Además, veremos películas exclusivas como 'Noel', que se basará en la historia de la hija de Santa Claus, interpretada por Anna Kendrick, y 'Togo', una película sobre la Carrera del suero a Nome de 1925 protagonizada por Willem DaFoe. Hasta el momento no se conoce cuánto costará la suscripción al servicio, pero los usuarios se pueden registrar en la página web oficial de Disney+ para recibir información actualizada de la plataforma :)

KINDLE PAPERWHITE (2018): Más memoria y resistente al agua

Hace unas semanas Amazon presentaba en su evento de hardware un montón de gadgets inteligentes con Alexa, entre los que se encontraba la nueva gama Echo e incluso un microondas conectado. Sin embargo, no han sido estos los únicos dispositivos del gigante de las compras online de cara a la próxima campaña de Navidad, y es que la tablet Fire HD 8 se actualizaba también el pasado mes de septiembre. Hoy conocemos un nuevo integrante de la gama Amazon, que no es otro que el Kindle Paperwhite (2018) que llega para actualizar la gama básica de libros electrónicos de la compañía estadounidense, acercándose peligrosamente a los eBook Readers más prestacionales del mercado sin que su precio se dispare. No en vano, con el nuevo Kindle Paperwhite tendrás más personalización, más memoria y resistencia al agua en un diseño moderno, más ligero y más delgado que invita a llevarte a todas partes tu eReader, incluso a la bañera en tus baños relajantes. No ha querido exagerar Amazon con el tamaño y peso de un lector de libros electrónicos que ante todo busca la comodidad, siendo más ligero y fino que su antecesor con un tamaño de 167 x 116 x 8,2 milímetros y un peso de tan sólo 182 gramos en su modelo básico. La pantalla sube hasta las 6 pulgadas con una densidad de 300 puntos que asegura nitidez a la hora de la lectura y una experiencia similar al papel con la comodidad extra de su ligereza respecto a un libro impreso. Además, suma una mayor luminosidad y un mayor rango de ajuste del brillo en un panel de tinta electrónica sin reflejos. El frontal se ha enrasado para evitar aristas y asegurar su comodidad en mano, a la que también contribuye una trasera suave que mejora el agarre y evita manchas de la grasa de nuestras manos. Todo ello sin olvidar que Amazon ha pensado en aquéllos que se relajan en la bañera con sus libros, ya que este Kindle Paperwhite (2018) es resistente al agua con certificación IPX8. La capacidad se dobla para empezar en los 8 GB, aunque también existe un modelo con 32 GB ideal para los que más libros electrónicos acumulan con su suscripción a Kindle Unlimited. Por si esto fuera poco, también existen modelos conectividad 4G mediante eSIM además del básico con WiFi. No faltará tampoco ninguna de las habituales funcionalidades de los Kindle, como Whispersync, Word Wise, estadísticas del tiempo de lectura, repaso de vocabulario, Kindle FreeTime o las funciones sociales que permiten compartir pasajes o recomendaciones de libros. El nuevo Kindle Paperwhite (2018) ya esta disponible justo al inicio de la temporada navideña a un precio de 129,99 euros para el modelo de 8 GB de conectividad WiFi. Entretanto, el modelo WiFi con 32 GB cuesta 159,99 euros, y este mismo modelo de alta capacidad está disponible con conectividad 4G gratuita por un precio de 229,99 euros. El 4G es gratis, sí, porque Amazon asume su coste. Y si también quieres una funda con tu nuevo libro electrónico, debes saber que las hay de diferentes materiales y calidades, aunque la más barata es de tela y cuesta tan sólo 29,99 euros :)

domingo, 11 de noviembre de 2018

NO TENDRAN PIEDAD DE NOSOTROS: El peligro de los drones asesinos

Paul Scharre, un analista de defensa que trabajó en el Pentágono, acaba de publicar un libro en el que detalla los peligros de las armas autónomas del porvenir. "Estamos de acuerdo en que la decisión de llevarse una vida humana nunca debería delegarse en una máquina. [...] Estigmatizar e impedir una carrera armamentística de este tipo debería ser una prioridad para la seguridad nacional y mundial”. Elon Musk, Jaan Tallinn (cofundador de Skype), los tres creadores de DeepMind (una puntera empresa de inteligencia artificial propiedad de Google) y otros 2.500 investigadores firmaron recientemente una petición para pedir que los gobiernos frenen el avance de las armas letales autónomas. Y no es la primera vez que decenas de expertos luchan con ese fin. El debate sobre el uso de los llamados robots asesinos ha llegado incluso a Naciones Unidas, donde se retomarán las conversaciones para abordar sus desafíos. “Creo que es absolutamente fundamental empezar a pensar sobre esto ahora mismo”, afirma Paul Scharre, investigador principal en el Centro Nacional para una Nueva Seguridad Estadounidense (CNAS), un ‘think-tank’ que trata temas de Defensa. “No creo que haya una carrera armamentística de armas autónomas en marcha hoy en día. [...] Pero veo que estamos en el punto de partida de esa carrera armamentística, hay potencial. Y si es posible, sería bueno evitarla”. Scharre conoce bien el campo. Antiguo ‘ranger’ del ejército estadounidense, trabajó entre 2008 y 2013 en la Oficina de la Secretaría de Defensa del Pentágono, donde desarrolló algunas de las primeras políticas estadounidenses relacionadas precisamente con la autonomía. Ahora, acaba de publicar un libro (‘Army of None: Autonomous Weapons and the Future of War’) para el que ha investigado a fondo los desafíos para controlar las armas del futuro. “Escribí el libro para entender mejor cómo los ejércitos están tratando de resolver esto y cuáles son los pros y contras”. En realidad, la mayoría de países no han compartido sus planes para el desarrollo de armas autónomas. Sin embargo, el Departamento de Defensa estadounidense ha mencionado la autonomía en varias de sus hojas de ruta. Por ejemplo, la de 2011, en la que el propio Scharre colaboró, ya apuntaba que serían necesarias pautas para los sistemas autónomos que aplicaran la fuerza. “En un futuro previsible, las decisiones sobre el uso de la fuerza y la elección de qué objetivos individuales se relacionan con la fuerza letal se mantendrán bajo control humano en sistemas no tripulados”, destacaba la guía, donde también se mencionaban los beneficios de la automatización (menos carga de trabajo para los humanos, ahorro de tiempo y más velocidad en la toma de decisiones). Pero, ¿cuál debe ser ese control humano? Uno de los problemas que Scharre apunta en el libro es la falta de acuerdo sobre qué se consideran sistemas armados autónomos, ya que en muchas ocasiones sencillamente se asocian con la imagen de Terminator. "Estamos de acuerdo en que la decisión de llevarse una vida humana nunca debería delegarse en una máquina. [...] Estigmatizar e impedir una carrera armamentística de este tipo debería ser una prioridad para la seguridad nacional y mundial”. Elon Musk, Jaan Tallinn (cofundador de Skype), los tres creadores de DeepMind (una puntera empresa de inteligencia artificial propiedad de Google) y otros 2.500 investigadores firmaron recientemente una petición para pedir que los gobiernos frenen el avance de las armas letales autónomas. Y no es la primera vez que decenas de expertos luchan con ese fin. El debate sobre el uso de los llamados robots asesinos ha llegado incluso a Naciones Unidas, donde en agosto se retomarán las conversaciones para abordar sus desafíos. “Creo que es absolutamente fundamental empezar a pensar sobre esto ahora mismo”, afirma Paul Scharre, investigador principal en el Centro Nacional para una Nueva Seguridad Estadounidense (CNAS), un ‘think-tank’ que trata temas de Defensa. “No creo que haya una carrera armamentística de armas autónomas en marcha hoy en día. [...] Pero veo que estamos en el punto de partida de esa carrera armamentística, hay potencial. Y si es posible, sería bueno evitarla”. Scharre conoce bien el campo. Antiguo ‘ranger’ del ejército estadounidense, trabajó entre 2008 y 2013 en la Oficina de la Secretaría de Defensa del Pentágono, donde desarrolló algunas de las primeras políticas estadounidenses relacionadas precisamente con la autonomía. Ahora, acaba de publicar un libro (‘Army of None: Autonomous Weapons and the Future of War’) para el que ha investigado a fondo los desafíos para controlar las armas del futuro. “Escribí el libro para entender mejor cómo los ejércitos están tratando de resolver esto y cuáles son los pros y contras”, explico. En realidad, la mayoría de países no han compartido sus planes para el desarrollo de armas autónomas. Sin embargo, el Departamento de Defensa estadounidense ha mencionado la autonomía en varias de sus hojas de ruta. Por ejemplo, la del 2011, en la que el propio Scharre colaboró, ya apuntaba que serían necesarias pautas para los sistemas autónomos que aplicaran la fuerza. “En un futuro previsible, las decisiones sobre el uso de la fuerza y la elección de qué objetivos individuales se relacionan con la fuerza letal se mantendrán bajo control humano en sistemas no tripulados”, destacaba la guía, donde también se mencionaban los beneficios de la automatización (menos carga de trabajo para los humanos, ahorro de tiempo y más velocidad en la toma de decisiones). Pero, ¿cuál debe ser ese control humano? Uno de los problemas que Scharre apunta en el libro es la falta de acuerdo sobre qué se consideran sistemas armados autónomos, ya que en muchas ocasiones sencillamente se asocian con la imagen de Terminator. Él parte de que lo son aquellas armas en las que el bucle completo (buscar al objetivo, detectarlo, decidir atacarlo y atacar) está automatizado, sin que el humano intervenga en el proceso. “Creo que la tecnología hará factible desarrollar armas autónomas que tengan sus propios objetivos. Pero lo que no tengo claro es qué harán las fuerzas armadas y si elegirán cruzar la línea”, opina Scharre. De hecho, algunas armas del presente demuestran que las líneas ya no están del todo claras y que cada vez más países están interesados en la automatización de sus sistemas. No en vano, el Departamento de Defensa estadounidense cuenta con más de 7.000 drones y desplegó un total de 6.000 robots terrestres en Irak y Afganistán. Una investigación realizada por el propio analista indica además que al menos treinta países (entre los que se cuentan Estados Unidos, China, Francia, Alemania, Reino Unido, Rusia, Israel o India) utilizan actualmente sistemas armados autónomos supervisados en barcos, vehículos o bases de defensa. Es decir, cuando se activan, estos sistemas disparan cohetes, misiles o morteros sin intervención humana, si bien los militares vigilan la operación.Un ejemplo es el sistema antimisiles Aegis de Lockheed Martin. En él, un cerebro inteligente, conectado con los radares de un buque, ataca objetivos terrestres, submarinos o naves para proteger la flota automáticamente cuando detecte amenazas. Por otro lado, más de 90 países ya disponen de drones para patrullar los cielos. Aunque la mayoría de ellos se dedica a la vigilancia, Scharre calcula que al menos 16 países ya poseen drones armados (Egipto, Turquía, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Israel o Reino Unido). Entre ellos también figura China, que además provee la mayoría de esos vehículos aéreos no tripulados a los países que deciden adquirirlos. Aunque hasta el momento es un controlador humano el que da las órdenes desde tierra a los drones, ¿qué ocurrirá si en un futuro es posible prescindir de él y que el arma actúe por sí sola? Scharre puntualiza que ya hay un dron que él considera completamente autónomo: Harpy, fabricado por la empresa israelí Israel Aerospace Industries y vendido a países como China, India, Corea del Sur o Turquía. Este vehículo aéreo puede permanecer 2,5 horas en el aire buscando sistemas de radar enemigos en un radio de 500 kilómetros, y él mismo decide el objetivo a destruir. Además de preocuparse por las armas del presente, ya hay quien está reflexionando sobre los peligros de las que están actualmente en desarrollo. Stuart Russell, profesor de la Universidad de California en Berkeley y asesor del Future of Life Institute (la institución que ha publicado esa carta contra las armas autónomas respaldada por Musk y otros muchos expertos) ha mostrado sus recelos por algunos programas de DARPA. FLA (un programa que está desarrollando algoritmos para conseguir que los drones vuelen autónomamente por habitaciones o pasillos sin comunicarse con el operador) o CODE (un sistema para que las aeronaves no tripuladas trabajen de forma colaborativa “bajo el control de supervisión de una sola persona”) son dos de esos proyectos de la agencia de Estados Unidos dedicada a la investigación militar. Sin bien ninguno implica necesariamente el desarrollo de armas completamente autónomas, Russell defiende que su impulso parece sugerir que Estados Unidos quiere crearlas. Pero, ¿es ese el objetivo? Para descubrirlo, el propio Scharre ha charlado con investigadores de DARPA o altos cargos del Pentágono. Entre ellos, Robert Work, vicesecretario de Defensa estadounidense de 2014 a 2017. Work sí ve aceptable que ciertos sistemas de inteligencia artificial elijan sus propios objetivos, pero defiende, al mismo tiempo, que los humanos deberían estar siempre dirigiendo esas armas. Además, descarta que Estados Unidos pretenda desarrollar armas con inteligencia artificial general capaces de “mejorar su propio código” y tomar decisiones por su cuenta. Pese a ello, admite que otros países podrían desplegar algunas que “decidan a quién atacar, cuándo atacar y cómo atacar” por sí mismas, y si Estados Unidos estuviera en desventaja, tendrían que “reconsiderar su postura”. De hecho, mientras Estados Unidos o Reino Unido comparten al menos algunos de sus planes (tras una polémica, el Gobierno británico negó tener sistemas armados autónomos en el 2016 y dijo no tener “intención de desarrollarlos o adquirirlos”), o las webs de empresas como Lockheed Martin o BAE muestran los detalles de algunas de sus armas, poco se sabe de otros países, entre ellos, Rusia. En concreto, el país eslavo está embarcado en el desarrollo de unos cuantos robots terrestres armados. Uno de ellos es el Uran-9, un tanque robótico controlado de forma remota, dotado de diferentes misiles y que recientemente se ha puesto a prueba en Siria. En un artículo del 2013, el Jefe del Estado Mayor Ruso, el general Valery Gerasimov, aseguró que “en el futuro cercano se creará una unidad totalmente robotizada, capaz de conducir por sí misma operaciones militares”. “Rusia ha dicho que intentará desarrollar unidades robóticas completas que colocarán en el campo de batalla y que serán capaces de realizar operaciones independientes. Si Rusia lo hace, ¿cómo responderán el resto de países?”, se pregunta Scharre. “Uno de los temores es que tendrán que construir armas autónomas para sobrevivir, quieran o no”. Así que, aunque este analista considera que la nueva carrera armamentística aún no está en marcha, cree que hay pocas formas de prevenirla. “El problema es que no hay buena forma de probar a otros países que no estás desarrollando armas autónomas”, comenta. “Un arma autónoma que puede determinar su propio objetivo y las armas semiautónomas en las que los humanos están en el bucle parecen las mismas desde fuera, las diferencias están en el código”. Otro de los altos cargos del Pentágono estaba más preocupado por los drones comerciales utilizados como armas terroristas que por los robots rusos. Al fin y al cabo, el hoy desfalleciente y casi extinto ISIS llevaba tiempo haciendo uso de pequeños multirrotores comerciales o caseros cargados de pequeñas bombas en Siria e Irak, hasta que la aviación rusa aplasto bajo toneladas de bombas su ilusorio ‘califato’. El propio Scharre se percató investigando por su cuenta de lo fácil que es fabricar uno. Lógicamente, esas armas aún no son autónomas (no identifican sus objetivos) pero Scharre se pregunta en ‘Army of None’ si las redes neuronales (algoritmos que imitan el comportamiento de nuestro cerebro), que ya sirven para el reconocimiento de imágenes y que incluso están disponibles ‘online’, no podrán ser utilizadas en un futuro por los grupos terroristas. “Creo que es un gran problema porque la gente puede acceder a los drones y por separado habrá más autonomía. El problema empeorará porque los drones harán más cosas y podrán usarse varios a la vez para muchos ataques pequeños”, explica Scharre. A todo ello se suma, según este investigador, el peligro de la ciberguerra. Por un lado, los enemigos pueden encontrar más vulnerabilidades si los sistemas del ejército están cada vez más conectados. Además, aunque las armas autónomas no tengan por qué ser obligatoriamente más vulnerables, las consecuencias de una intromisión serían mayores. Por otro lado, los avances en inteligencia artificial permitirán a las ciberarmas operar con más autonomía. Pese a que su libro aborda los peligros de las armas autónomas, en realidad Scharre considera que la automatización sí puede tener sus ventajas. “Creo que la mejor idea es encontrar formas de combinar humanos y máquinas en sistemas cognitivos que funcionen mejor que las máquinas o los humanos por sí solos. No hay que elegir entre uno y otro, podemos elegir los dos”. Pero, por su propia experiencia militar, sabe que hay situaciones en las que sería mejor no delegar decisiones a una máquina. Él mismo relata cómo, durante su misión en Afganistán, se encontraron con una niña que los talibanes podrían haber enviado para explorar la zona. Aunque en el marco de la operación podrían haberla disparado, decidieron no hacerlo: optaron por lo moralmente correcto. Sin embargo, las máquinas carecen de ética. “Creo que es importante el rol humano en la guerra para tomar decisiones y para mantener la responsabilidad en el uso de la fuerza en el campo de batalla”, defiende. No es el único que lo piensa. Él mismo ha hablado con numerosos expertos en profundidad sobre la ética de las armas autónomas. Entre ellos, varios de los promotores de la campaña Stop Killer Robots. Formada por organizaciones de una treintena de países, reclama “una prohibición amplia y preventiva del desarrollo, la producción y el uso de armas completamente autónomas” a través de mecanismos como un tratado internacional. Según los cálculos de Stop Killer Robots, 26 países se han mostrado favorables ya a una prohibición completa, si bien muchos de ellos no son potencias militares. “Para la mayoría de estos países apoyar una prohibición no es por proteger a los civiles, es un intento de atar las manos de las naciones más poderosas”, opina Scharre. En el 2016, la ONU decidió establecer un grupo de expertos gubernamentales para estudiar los desafíos de las armas que pueden identificar y atacar objetivos sin intervención humana, del que ha tomado parte la coalición Stop Killer Robots. Pero, ¿se conseguirá llegar a esa prohibición total de las armas autónomas? Scharre cree que las reuniones podrán dar algunos frutos, pero no se llegará a ese extremo. “Es casi seguro que no va a pasar la CCW [Convención de Armas Convencionales, por sus siglas en inglés], donde necesita consenso, pero incluso si lo hiciera, es difícil ver cómo esas reglas seguirían siendo viables en tiempos de guerra”, detalla en el libro. Así que él plantea otros tres escenarios posibles: prohibir solo las armas que tengan a humanos como objetivo (“la repulsa de la gente podría ser un factor decisivo para conseguir un apoyo político a la prohibición”), desarrollar ciertas directrices para las armas autónomas o establecer un principio muy general en el marco del derecho humanitario internacional sobre el papel que deberían desempeñar las personas. Ocurra lo que ocurra, Scharre considera que es el momento de que todos comencemos a preguntarnos cuál debe ser el papel del juicio humano en la guerra. “El mundo que estamos creando es uno con máquinas inteligentes, pero no es uno para ellas. El mundo es para nosotros”, concluye su volumen. Así que este experto nos anima a pensar antes de que sea demasiado tarde :(

XIAOMI BLACK SHARK 2 HELO: El mejor smartphone para gamers del mundo

Hace unos meses, concretamente en abril de este 2018, Xiaomi sorprendía al mundo con el lanzamiento de su primer móvil gaming, el conocido como Black Shark. Y hoy la compañía ha decidido actualizarlo para mostrarnos una segunda versión aún más potente, que no sólo llega a ponerse al día, sino que busca coronarse como el mejor smartphone para gamers del mundo. Se trata del Xiaomi Black Shark 2 Helo, el que al final se convertirá en el primer smartphone del mundo en tener 10 GB de RAM, con un aspecto agresivo y centrado en explotar al máximo sus capacidades para los juegos más exigentes. De hecho, Xiaomi lo venderá con una especie de Joy-Con, con joystick incluido, con el que buscan ponerlo a la altura de la Nintendo Switch. A sólo seis meses del debut del Black Shark, Xiaomi nos trae una interesante actualización para su smartphone para gamers, el cual nos presenta un rediseño centrado en el audio y aspecto exterior aún más agresivo, pero sin descuidar el interior. En frontal tenemos una pantalla AMOLED de 6,01 pulgadas con resolución Full HD+, aspecto 18:9 y compatible con contenido HDR, además de contar con una iluminación de hasta 430 nits con espacio de color DCI-P3. Aquí también tenemos una reducción en los marcos para mostrarnos un aspecto más limpio libre de botones, donde sólo tenemos, además de la pantalla, un par de altavoces con sonido estéreo 3D y la cámara frontal de 20 megapíxeles. En el marco del dispositivo, fabricado en aluminio y ahora bajo un diseño más redondeado y ergonómico, tenemos una banda con iluminación RGB, mientras que la trasera nos pasamos al cristal para darle ese aspecto premium. Aquí nos encontramos con un flash LED de doble tono y el la cámara dual de 20 y 12 megapíxeles, así como el sensor de huellas. Por último, esta trasera se corona con el lago de la marca Black Shark que, al igual que el Razer Phone 2, incorpora su propio sistema de iluminación LED. Como mencionábamos, la parte interesante de este Black Shark Helo es su interior, donde tenemos diferentes opciones de RAM y almacenamiento, lo que nos da tres configuraciones: 6/128 GB, 8/128 GB y la más potente de todas que es de 10 de RAM con 256 GB de almacenamiento interno. Esto se complementa con el Snapdragon 845 de Qualcomm y un sistema de refrigeración por medio de dos tubos termosifón bifásicos (cooling pipes), con lo que nos prometen mantener la temperatura de la CPU en unos 12 grados. Este sistema de refrigeración se pone en marcha al activar el modo 'Shark Space' a través de un botón especial, lo que limita el uso de las aplicaciones y servicios en segundo plano para darle prioridad al rendimiento. El resto de las especificaciones se complementan con una batería de 4.000 mAh con Quick Charge 3.0, conectividad 4G LTE, Bluetooth 5.0 y MIUI 10 sobre Android Oreo 8.1. El Black Shark Helo será compatible con un pad completo que contará con su propio touchpad y un par joysticks. Este pad se venderá por separado a un precio que se anunciará más adelante, y su objetivo sería poder utilizar el dispositivo con ambas manos, además de mejorar el sistema de refrigeración al incorporar sus propios ventiladores. Tal y como ocurrió con la primera versión, este Black Shark 2 Helo sólo esta disponible en China y hasta el momento no hay información acerca de una versión internacional. En cuanto a sus precios, de acuerdo a las diferentes configuraciones, quedan de la siguiente manera: 6 / 128 GB: 461 dólares (3.199 yuan); 8 / 128 GB: 504 dólares (3.499 yuan); 10 / 256 GB: 605 dólares (4.199 yuan):)
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