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domingo, 4 de agosto de 2024

BLOOMBERG: ¿Porque Donald Trump tiene un plan para acumular millones de dólares en bitcoin?

Cuando el expresidente de Estados Unidos Donald Trump anunció un plan para crear una “reserva nacional de bitcoins” si era reelegido, la multitud que asistía a la conferencia Bitcoin 2024 en Nashville, Tennessee, estalló en un arranque de celebración. El favorito en las próximas elecciones estaba hablando su idioma. “Durante mucho tiempo, el gobierno ha violado la regla cardinal que todo bitcoiner se sabe de memoria: Nunca vendas tu bitcoin”, manifestó Trump durante su discurso, haciendo una breve pausa para disfrutar de los aplausos. “Será política de mi administración conservar en el futuro el 100% de todo el bitcoin que el Gobierno posea o adquiera en la actualidad”. Cabe precisar por cierto, que antes no pensaba así. En efecto, en el 2019 como presidente, Trump declaró que el bitcoin "no es dinero" y lo criticó como "altamente volátil y basado en la nada" advirtiendo además que los criptoactivos ayudaban a facilitar los mercados clandestinos ilegales. "Solo tenemos una moneda real en EE.UU., y es más fuerte que nunca", escribió Trump en Twitter ese año. "¡Se llama dólar de los Estados Unidos!". Por lo visto, cambio de opinión y ahora proclama lo contrario. Al parecer, el Gobierno de Estados Unidos tiene en su poder más de 210,000 bitcoins, por valor de unos 14,000 millones de dólares, sustraídos a hackers y mediante diversas actividades policiales. Cynthia Lummis, senadora republicana de Wyoming, propuso posteriormente una ley que permitiría al gobierno acumular un millón de bitcoins bajo el mandato de Trump. Cualquier plan de acumulación beneficiaría a los propietarios de bitcoins, aunque solo fuera porque impediría que el Gobierno de Estados Unidos depreciar el precio de la criptomoneda al inundar el mercado con sus monedas en una venta. Trump insinuó que almacenar bitcoin, un activo que sus defensores consideran antiinflacionista en virtud de su oferta limitada, también ayudaría al gobierno a acabar con la pesadilla de la inflación que esta administración dirigida por Joe Biden ha creado. La senadora Lummis explicó más tarde su razonamiento, señalando que “tenemos que crear un futuro más prometedor para las generaciones de estadounidenses mediante la diversificación en bitcoin”. Pero acumular bitcoin tiene poco sentido, indican los expertos. “No veo ningún [beneficio económico]”, declara James Angel, economista de la Universidad de Georgetown especializado en mercados financieros. “El beneficio tangible es que conseguirá que los maximalistas del bitcoin [aquellos que ven al bitcoin como la única moneda del futuro] voten por Trump. Si crees en el ‘trumpismo’, ese sería el beneficio”. La idea de que una inversión en bitcoin compensará las pérdidas del poder adquisitivo a causa de la inflación depende, comenta Angel, de dos suposiciones poco sólidas: que el precio del bitcoin subirá y, en segundo lugar, que el gobierno podrá en algún momento volver a vender bitcoin en dólares estadounidenses sin que el mercado caiga en picado. “El gobierno hará subir el precio comprando bitcoins, de modo que parecerá que ha ganado mucho dinero, pero en el momento en que comience a venderlos para obtener ganancias, hará que el precio vuelva a bajar”, sostiene Angel. Aunque Trump propone inicialmente una moratoria sobre la venta de bitcoin que ya está en posesión del gobierno, dio a entender vagamente que Estados Unidos también incrementaría el tamaño de su posición con el tiempo. Si Trump ampliara las reservas de bitcoin, necesitaría localizar fondos con los que adquirir las monedas adicionales. Pero las opciones fácilmente disponibles, como aumentar los impuestos, endeudarse o imprimir dólares estadounidenses, son incompatibles con la ambición de reducir la inflación y la deuda nacional, o con las promesas hechas por Trump de disminuir los impuestos. Al parecer, la senadora Lummis va a proponer que las compras se financien en parte con el dinero que se añadirá al balance del banco central de Estados Unidos luego de que se actualice la valoración de las reservas de oro para reflejar la tasa vigente en el mercado. “El dinero tiene que salir de algún sitio”, destaca Angel. Incluso si Trump restringiera la reserva únicamente al bitcoin incautado a través de la actividad policial, su administración también debe considerar el costo de oportunidad asociado a la posesión de la criptomoneda. Mientras que algunos activos, como los bonos, generan un flujo constante de ingresos para sus tenedores, el bitcoin no lo hace, por lo que resulta caro conservarlo. “La cuestión se centra en qué obtendría el gobierno de los montones de bitcoin que tendría en su poder”, resalta George Selgin, director emérito del Centro de Alternativas Monetarias y Financieras del Instituto Cato, un grupo de expertos estadounidense que promueve los principios libertarios. El Gobierno de Estados Unidos ha subastado periódicamente el bitcoin confiscado a través de la actividad policial. Pero al optar por quedarse con los que posee, “está dejando de obtener el valor de mercado, que podría aplicar a cualquier otro uso, desde la amortización de la deuda federal hasta el pago de otros programas gubernamentales”, afirma Selgin. Aunque Selgin es partidario del bitcoin por su independencia del control estatal, se opone a que el Gobierno de Estados Unidos especule con su precio en nombre de los ciudadanos. “Los gobiernos no son inversionistas particularmente astutos”, manifiesta Selgin. “Que el gobierno actúe en nombre de los ciudadanos como una especie de fideicomiso o fondo de inversión no tiene mucho sentido”. Durante su discurso en Nashville, Trump mencionó a una serie de bitcoiners de alto nivel, incluidos Cameron y Tyler Winklevoss, fundadores de la plataforma de intercambio de criptomonedas Gemini, agradeciéndoles su orientación. Posteriormente, Tyler publicó un mensaje en X para celebrar el plan de Trump y felicitar al organizador de la conferencia por haber “pintado de naranja” al expresidente. Pero si bien es popular entre los tenedores de grandes cantidades de bitcoin y los directivos de la industria, la ambición de establecer una reserva de bitcoin implicaría un costo para la mayoría de los demás, especialmente si el gobierno ampliara sus reservas existentes, destaca Michael Green, estratega en jefe de la firma de gestión de activos Simplify. “La única forma posible de que el Gobierno de Estados Unidos compre bitcoins es a los tenedores actuales”, resalta Green, “pero si el gobierno utiliza los ingresos fiscales [o emite bonos] para comprar bitcoins, se crea una situación en la que el contribuyente está subvencionando a un subconjunto extraordinariamente pequeño. En definitiva, estamos hablando de crear liquidez de salida para un pequeño subconjunto de la población”. Sería como si el gobierno del país prometiera pagar más de la cuenta por bienes inmuebles en California, observa Green, pero no en ningún otro estado. “Esto no es diferente a nivel material”, añade. Cuanto mayor sea el fondo de bitcoin del gobierno, más en deuda estará con quienes mantienen la red subyacente, las empresas mineras de bitcoin, cuyo trabajo consiste en procesar las transacciones y proteger la red de los ataques. De hecho, el sector de la minería de bitcoin se convertiría en “otro grupo de interés especial”, señala Green, “en el que el Gobierno de Estados Unidos tendría que intervenir y rescatar” en caso de que el sector, conocido por su sensibilidad a diversos factores que escapan a su control, se tambalease. Si Trump tiene intención de llevar a cabo el plan de crear una reserva de bitcoins es una cuestión separada. “Trump es un maestro que apela a las emociones de la multitud. Es puro electoralismo”, declara Angel. “El plan probablemente seguirá el camino de la Aerolínea Trump, el Casino Trump y la Universidad Trump”. Es decir, a ninguna parte. Los miembros de la industria del bitcoin no eran ajenos a que Trump estaba buscando su voto. Es “histórico” que Trump considere el bitcoin lo suficientemente relevante como para justificar que haga campaña alrededor de él, expresa Jameson Lopp, uno de los primeros bitcoiners y fundador de la empresa de custodia de criptomonedas Casa, que asistió a la conferencia. Pero “la forma en que nos habló fue claramente condescendiente”, afirmó. “Daba la sensación de que hablaba por encima del hombro”. Aunque Trump ha tachado anteriormente el bitcoin de estafa, ahora “se ha dado cuenta de que puede ser beneficioso para él”, opina Lopp. “Puede ganar un nuevo bloque, potencialmente sustancial, de votantes monotemáticos”. Trump no era el único que cortejaba a los fans del bitcoin con promesas de tomar una participación semipermanente en el mercado. En la misma conferencia, Robert F. Kennedy Jr., que se enfrenta a Trump en las elecciones como candidato independiente, presentó un plan más ambicioso: El país adquiriría cuatro millones de monedas, que es prácticamente el 20% de la oferta total, si él fuera presidente. En ese contexto, las declaraciones de Nashville tuvieron más importancia como un indicador, subraya Selgin, que por su contenido real. Tras un periodo bajo la administración Biden en el que las empresas de criptomonedas han estado en el punto de la mira, según ellas ‘injustamente’, de los organismos reguladores de Estados Unidos, los discursos de Trump y otros fueron un intento de transmitir el mensaje general, resalta Selgin, “de que el bitcoin ya no es el enemigo”.
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