TIEMPO RE@L

domingo, 19 de enero de 2020

TELESUR: En la mira del Imperio

Menuda ocurrencia la del títere de Washington, quien al parecer ha encontrado en Venezuela una nueva ‘fórmula’ para intentar recomponer un espacio de cierta visibilización mediática. Así es, parece que el “autoproclamado” Juan Guaidó trata de dar imagen de hombre duro, y ha comenzado a vociferar ante sus cada vez más escasos seguidores que intentará “rescatar" la señal de Telesur “para ponerlo al servicio de la verdad”. En otras palabras, intentar convertirla en otra basura informativa como la CNN. Si esta nueva patraña no fuera parte de la permanente guerra que los EE.UU. libra contra la Revolución Bolivariana, los dichos de este impresentable sujeto provocarían risa. Pero no hay que tomar en broma estos anuncios porque detrás de ellos seguramente se lanzará una nueva embestida contra uno de los pocos canales televisivos en el mundo junto a Russia Today (RT) y el único en Latinoamérica que cuenta las cosas tal como son en la región, que no oculta la verdad como otros, tratando de mostrar el otro lado de la noticia, aquella que no le agrada al Criminal de Guerra Donald Trump y sus secuaces. Telesur se ha convertido para su pesar, en una herramienta imprescindible en el campo informativo. Lo viene demostrando desde prácticamente su lanzamiento como canal multiestatal y plurinacional. Si no hubiera sido por Telesur, varios golpes de Estado que se han sucedido en el continente, hubieran pasado casi desapercibidos. Allí estuvieron cámaras y cronistas mostrando las barbaridades que se cometieron en Honduras una vez que el presidente Manuel Zelaya fueran expulsado del gobierno con violencia, y volvió a ser la única cadena que mostró al mundo cuando el mandatario penetró subrepticiamente al territorio y reapareció en la embajada de Brasil. Que no decir de Telesur en Colombia, en épocas de Juan Manuel Santos ordenando al ESMAD que reprimiera las grandes manifestaciones de la Cumbre Agraria y a partir de esas imágenes obtenidas con las y los comunicadores con no poco riesgo, poder denunciar al mundo lo que allí estaba ocurriendo. Luego vinieron los días y años de las negociaciones de las FARC en La Habana, o las del ELN en Ecuador, las masacres del paramilitarismo, los acuerdos de paz, la traición gubernamental a lo firmado en La Habana, y la actualidad represiva y autoritaria del uribismo, en que gracias otra vez a Telesur, nos enteramos que ese pueblo colombiano no deja en pelear por un país con justicia social. Fue Telesur quien abrió los ojos de muchos y muchas en el continente para descubrir y amar la Revolución que Hugo Chávez desarrolló en Venezuela y quien nos acostumbra día a día a admirar al bravo pueblo venezolano que se manifestó en las calles una y mil veces en todos estos años. Fueron los cronistas del canal los primeros en salir a la calle a cubrir, a riesgo de su vida, los grupos de la muerte impulsadas por la oposición fascista. El canal volvió a renovar la esperanza de que creen que la Revolución esta mas fuerte y viva que nunca, cuando las multitudes salieron a las calles a votar por la Constituyente y vencieron a la locura fratricida, esa misma en la que sigue creyendo e impulsando Guaidó con las decenas de millones de dólares que le proporciona el Departamento de Estado. Y otra vez Telesur, estuvo a la cabeza de visualizar, para quienes dudaban, lo que se ocultaba detrás de la famosa “ayuda humanitaria” de Washington. Esa que intentaron colar por los puentes cercanos a Cúcuta, y que no era otra cosa que una invasión militar en toda regla. Allí estuvieron sus reporteros, dando una hermosa lección de lo que significa informar, a pie de calle y poniendo la piel en ello, sobre la hazaña que protagonizaron juntos las milicias y la Guardia Nacional Bolivariana para desbaratar es complot fascista. Lo mismo podemos decir del corresponsal en Siria, Hisham Wannous, demostrando con absoluta profesionalidad cuánto y cómo peleó el pueblo y su ejército para derrotar a la bestia sionista de ISIS (creado por los EE.UU., financiado por Arabia Saudita y entrenado por Israel) o las coberturas brillantes sobre la resistencia palestina enfrentando a los criminales sionistas, la invasión de la OTAN a Libia, o lo que se abarca informativamente en El Líbano e Irán.Y que decir de Chile, donde otra vez Telesur pudo mostrarle al continente gracias a un cámara y una cronista más que valientes, lo que es el poder represivo de los carabineros del pinochetista Sebastián Piñera contra un pueblo que despertó para siempre y al que quiere ahogar en sangre. Emociona ver a sus enviados especiales con sus máscaras anti gases enfrentando en la Plaza de la Dignidad la agresión criminal de los “pacos” chilenos y demostrando que cuando hay pasión por contar la verdad, no hay violencia estatal que pueda hacerla retroceder. Lo mismo se repite a diario en los informes brillantes desde Bolivia, hoy en manos de una dictadura fascista y racista. O en el trabajo tesonero de la corresponsalía argentina, donde, afrontando la censura y la bajada de la señal por parte de la tiranía institucional de Mauricio Macri, Carolina Silvestre y Edgardo Estéban se pusieron al hombro la tarea de mantener el alto nivel desplegado desde la creación del canal. O el trabajo permanente de reporteros desde cualquier país latinoamericano donde la noticia requiera su presencia para dar a conoce las noticias que otros ocultan. Eso y mucho más es el canal al que quiere “rescatar” Guaidó: programas únicos en la TV del continente, con presentadoras, presentadores, periodistas y analistas, que no repiten guiones preparados, ni actúan bajo conceptos rutinarios, sino que se esfuerzan en poner pasión para contar noticias que la mayoría de las corporaciones mediáticas ignoran. Por todo ello, frente a esta nueva muestra de la miserabilidad y el revanchismo que engendran tipos como Guaidó (corrupto hasta llegar a la osadía de haberles robado a sus propios amos, cómplice de acciones terroristas y confeso golpista) se hace necesario que todos los que valoramos el rol que cumple Telesur y nos aprestemos con celeridad a multiplicar las acciones en su defensa. Como bien dijo la directora de Telesur, Patricia Villegas: “el diputado habla de lo que no sabe y claramente no entiende”. Ni entenderá jamás, agregamos nosotros, porque escorias como Guaidó, que a esta altura de los hechos debería estar en la cárcel, no pueden imaginarse que al atacar a Telesur está provocando que miles en el continente y el mundo cierren filas para que el canal siga siendo lo que es: un instrumento para vencer a la oscuridad de la censura y el terrorismo mediático :)
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