Aun no es aquel futuro apocalíptico en el que hordas de Terminators asolaban la vida humana, pero el presente cada día se parece más a una película de ciencia ficción. En efecto, los drones, vehículos aéreos no tripulados, se han convertido en el arma predilecta de Estados Unidos “contra el terrorismo”. Estas máquinas no entienden de fronteras y hacen prescindibles los ejércitos regulares, pero también tienen un gran punto en contra, la enorme cantidad de víctimas civiles que provocan, un hecho que ya ha generado una significativa corriente de opinión pública negativa y calificar al renegado musulmán Barack Hussein Obama como Criminal de Guerra. Sin embargo, aunque los drones se utilizan sobre todo con fines militares —tanto en ataques como en tácticas de espionaje—, cada día surgen nuevos usos menos polémicos para ellos, como la mensajería. De hecho, Amazon acaba de anunciar esta semana su intención de crear un sistema de reparto de paquetes mediante octocópteros (drones de ocho hélices). El proyecto aún está en pruebas y todavía no ha sido aprobado por la FAA (el regulador del espacio aéreo de EE UU), pero la compañía quiere tener sus vehículos en funcionamiento en cosa de 4 o 5 años. En China también hay varias empresas realizando pruebas de entrega con drones. Existe incluso una panadería de Shangai que intentó el reparto aéreo de pasteles, pero sus propietarios tuvieron que desistir ya que no poseían los permisos necesarios y fueron multados por las autoridades. En otra punta del mundo, en Francia, el servicio de Correos quiere llevar el reparto postal al siglo XXI, por lo que está experimentando con una veintena de cuadricópteros que hacen las veces de cartero. Tras el militar, el uso más obvio de los drones es el de orden y control. Ya en la última reunión del G8 en Irlanda del Norte, en junio, los drones formaban parte del dispositivo de seguridad. Pequeños, manejables y mucho más baratos que los helicópteros, estos ingenios voladores pueden convertirse, con cámara incorporada, en grandes aliados de los medios de comunicación a la hora de cubrir eventos deportivos y acontecimientos que reúnen a multitud de gente. El algunas universidades estadounidenses ya hay asignaturas y cursos de lo que han denominado drone journalism, donde exploran las posibilidades de estas nuevas tecnologías aplicadas al mundo de la información. Tan económicos y seguros resultan los drones que las industrias del cine y la publicidad ya los utiliza para rodar algunas escenas que de otro modo resultarían extremadamente caras y complicadas. Son los ojos que todo lo ven Como guardianes aéreos, estos ingenios tienen un gran futuro en las tareas de prevención de accidentes y lucha contra catástrofes naturales así como en la protección del medio ambiente. Es así como la WWF consiguió desplegar drones en algunas zonas de Asia y África para intentar proteger a especies amenazadas por la caza furtiva como el elefante o el rinoceronte.Las posibilidades de los drones son innumerables y es probable que, poco a poco, se conviertan en una imagen cotidiana de la vida moderna. Quizá en diez años no nos resulte extraño caminar por la ciudad entre pequeños robots voladores, verlos pasar sobre los tejados, moviendo cajas en los grandes almacenes o regando las plantas en los parques públicos. Entonces se habrán convertido en parte de nuestra vida y en nuestros “maravillosos aliados” ... o la menos eso creemos, porque al menor descuido se convertirán en nuestros implacables enemigos decididos a hacerse del poder exterminándonos sin piedad alguna y la ficción de Hollywood se convertirá en una terrible realidad :(