TIEMPO RE@L

domingo, 28 de septiembre de 2025

PROJECT SILICA: Conservando la información durante siglos

Desde hace años guardamos nuestras fotos, documentos, vídeos y proyectos de la escuela o el trabajo en memorias USB, discos duros externos o tarjetas de memoria. Son las herramientas que han acompañado a millones de personas a lo largo del tiempo. Se convirtieron en el estándar para transportar información de un lado a otro, así como tener a mano copias de seguridad. Sin embargo, comparten un problema que nunca se ha resuelto del todo, y es que se estropean, se llenan demasiado rápido y tarde o temprano dejan de funcionar. Para solucionarlo, se ha presentado una alternativa que cambiará las reglas del juego, y es que Microsoft trabaja en una tecnología experimental conocida como Project Silica, que promete sustituir los dispositivos de almacenamiento que conocemos con un material tan resistente como el vidrio de cuarzo y capaz de conservar datos durante siglos. La propuesta busca dar respuesta a una necesidad que no deja de crecer en todo el mundo, que es la de almacenar cada vez más datos sin miedo a perderlos o que se estropeen y sin la preocupación de quedarse sin espacio para guardar más archivos. Como sabéis, los USB y discos duros se han consolidado como las opciones más prácticas debido a que permiten mover información de un dispositivo a otro, ofrecen gran capacidad por muy poco dinero y caben en cualquier bolsillo. Gracias a ellas, durante años no hemos tenido que preocuparnos demasiado por el espacio. El problema llega con el paso del tiempo, porque los conectores se dañan, los chips se desgastan y los sistemas de lectura comienzan a fallar. Un archivo que guardaste hace cinco o diez años puede desaparecer sin aviso porque el dispositivo dejó de funcionar. La obsolescencia de los formatos también juega en contra, lo que hoy es un estándar puede quedar relegado en cuestión de una década. Mientras tanto, la cantidad de datos que generamos se multiplica. Las cámaras de los móviles graban vídeos en 4K, guardamos miles de fotos en alta resolución, trabajamos con proyectos pesados en la nube y hacemos copias de seguridad completas del ordenador. Esa avalancha de información se apoya todavía en soportes frágiles que no garantizan su conservación. Aquí es donde entra en juego Project Silica. Microsoft investiga cómo grabar datos en láminas de vidrio a base de sílice utilizando láseres de femtosegundos, una técnica que modifica de forma permanente la estructura del material. En lugar de depender de partes mecánicas, el archivo queda inscrito en un soporte estable e indestructible. Resistencia: El cristal no se deteriora con el tiempo ni sufre daños por condiciones externas habituales; Sostenibilidad: Se trata de un material abundante, no tóxico y fácil de producir; Capacidad: Una sola lámina puede almacenar varios terabytes de información; Durabilidad: La escritura es única y los datos se conservan intactos durante siglos. Para instituciones que necesitan preservar documentos históricos, para empresas que gestionan grandes volúmenes de información o incluso para usuarios que quieren garantizar que sus recuerdos no se pierdan, el cristal se perfila como un soporte definitivo. Si Project Silica se consolida, el concepto de copia de seguridad se transformará, porque ya no habría que hacer respaldos cada cierto tiempo ni comprar discos externos cada pocos años. Tampoco sufriríamos la angustia de conectar un USB y comprobar que el sistema no lo reconoce. Además, este modelo abarata costes a largo plazo, ya que, aunque la inversión inicial pueda ser mayor, el hecho de no tener que reemplazar dispositivos de forma periódica compensa con creces. Para las grandes tecnológicas o los centros de datos, se trata de un avance que reduce riesgos y también impacto ambiental. Eso sí, la transición no será inmediata, porque hoy seguimos necesitando memorias USB, discos duros y tarjetas para tareas cotidianas, desde pasar un documento hasta guardar fotos en un dispositivo físico. Project Silica todavía está en fase de investigación, pero el camino que abre es evidente. Cada año producimos más información de la que somos capaces de gestionar con seguridad. El reto ya no es solo almacenar, sino conservar de forma fiable. Un soporte eterno como el cristal puede convertirse en la única salida para garantizar que los datos sobrevivan al paso de las generaciones. Es indudable por ello que el salto hacia nuevas tecnologías de almacenamiento marcará un hito en la tecnología. Igual que en su momento dejamos atrás los disquetes o los CD, el futuro apunta a que también diremos adiós a los USB y discos duros tal y como los conocemos.
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