El auge de lo que se ha llamado “el internet de las cosas” (en inglés, Internet of things, abreviado IoT) se debe principalmente al crecimiento de la computación de bajo coste y a la disponibilidad de sensores que son lo suficientemente baratos como para ser incluidos en cualquier tipo de aparato. Sin embargo, la tan anunciada revolución puede morir antes de nacer, si no se encuentran soluciones a los no pocos problemas que toda nueva tecnología afronta en la actualidad. En un reciente informe, IBM señala que la ausencia de nuevas soluciones para asegurar aspectos como la privacidad de los usuarios, la seguridad de la información sensible o incluso la creación de nuevos modelos de negocio pueden frenar la llegada del IoT al gran público. Sin embargo, la misma IBM, como otras grandes compañías, empiezan a ver en uno de los últimos descubrimientos en los campos de la computación y la criptografía una esperanza no solo para reiniciar el mundo del IoT, sino para reinventar campos como la banca, las instituciones públicas o el mundo de la propiedad intelectual. En septiembre de 2008, un artículo publicado bajo el pseudonimo de Satoshi Nakamotointrodujo dos ideas que han resultado tremendamente influyentes. La primera, fue elBitcoin (1 BTC = 429$), una moneda electrónica que ha revolucionado los sistemas de pago tradicionales. La segunda es el blockchain, un sistema de consenso distribuido, que aunque es igualmente importante, ha pasado desapercibido hasta hace muy poco. Las transacciones que se almacenan en el blockchain, básicamente, contienen detalles como emisor, receptor, cantidad a ser transferida y un campo de información adicional (Fig. 2). Una vez procesadas, las transacciones son reunidas en grupos llamados bloques. Cada bloque contiene información de un cierto número de transacciones, una referencia al bloque anterior en el blockchain y, lo más importante, la solución a un complejo problema matemático conocido como “proof of work” (prueba de trabajo) (Fig. 3). La idea detrás de la prueba de trabajo es doble. Por un lado, certifica la información contenida en un bloque. Por otro lado, ahuyenta a posibles atacantes de alterar la información contenida en el bloque a su favor, debido a la alta capacidad de cálculo y de recursos necesarios para producir un resultado válido. Una de las características más interesantes de esta técnica es que una vez el bloque está lleno de transacciones, un algoritmo criptográfico crea una firma (también denominada hash en inglés) exclusiva del propio bloque. De esta manera, cualquier cambio en los datos, por ejemplo, el orden de las transacciones, las cantidades, los receptores, etc. producirán automáticamente un cambio en la firma y, por lo tanto, una alteración significativa en la cadena de bloques. Después de asegurar que todas las nuevas transacciones incluidas en un bloque no invalidan previas transacciones (por ejemplo cuando un usuario gasta fondos que no posee), un nuevo bloque es añadido a la cola de la cadena, por un usuario especial llamado minero (Fig. 2). En ese momento, la información contenida en este bloque no puede ser modificada ni borrada y está disponible para que cualquier persona pueda certificarla en la red. Una copia del blockchain es almacenada por cada usuario del sistema y es periódicamente sincronizada para asegurar que todos los usuarios comparten una misma versión de la base de datos. Con estas propiedades, los usuarios del blockchain pueden verificar de una manera semi-anónima (ya que es casi imposible asociar la identidad de un usuario determinado con su respectiva cuenta) no solo los balances de los demás usuarios sino el orden de las transacciones y la información que se ha incluido en ellas. Esta capacidad elimina la necesidad por parte de los usuarios de confiar en entidades centralizadas que gestionen y almacenen sus datos, ya que los datos se encuentran replicados en cada uno de los usuarios del blockchain. Por lo tanto, indefinidamente disponibles, y sin poder ser alterados o censurados. La adopción de este tipo de computación punto a punto (Peer-to-Peer en inglés) puede reducir significativamente los costes asociados a mantener grandes centros de datos con el beneficio de no representar un solo punto flaco para posibles ataques.Debido a estas propiedades, el blockchain ha despertado grandes expectativas entre organizaciones de todo tipo (desde grandes bancos hasta Nacional Unidas). Uno de los ejemplos más recientes es Stampery, una startup española que hace uso delblockchain mediante una de sus funciones más potentes: el proof of existence (o prueba de existencia). Haciendo uso de las marcas de tiempo que cada transacción lleva asociada y las funciones criptográficas para crear firmas digitales, Stampery es capaz de certificar y atestiguar el contenido de documentos, emails y otro tipo de ficheros incluyendo la firma del documento correspondiente dentro del blockchain. Documentos con copyright o sujetos a propiedad intelectual pueden certificarse publicando su firma digital en el blockchain sin necesidad de publicar su contenido, lo que proporciona un testimonio de propiedad o autoría sin diseminar la información. Estas capacidades permiten visionar un futuro donde títulos de propiedad, registros oficiales, o incluso títulos académicos puedan estar registrados y verificados en el blockchain. El MIT Media Lab ha comenzado una iniciativa por la que reconoce a sus investigadores y colaboradores expidiendo títulos de reconocimiento a través de esta base de datos distribuida. Por otro lado, proyectos como D-cent o Blockchain Technologies prometen llevar a gobiernos e instituciones públicas un paso más allá, creando nuevos sistemas de voto donde los ciudadanos puedan participar de manera más asidua, y a la vez de manera auditable y confiable. Este tipo de de sistemas despeja cualquier sospecha de manipulación electoral, y da la seguridad de que cada elector vota una sola vez manteniendo en secreto su voto. Aunque la combinación de la tecnología blockchain con sectores más tradicionales puede proporcionar grandes avances hacia la resolución de varios problemas fundamentales, tales como la seguridad de nuestros datos, nuevos modelos de propiedad y de participación, cuestiones como el tiempo de espera entre el momento en el que las transacciones son enviadas y finalmente aceptadas, el gigantesco tamaño de una cadena activa durante años y el número máximo de transacciones que se pueden procesar por minuto parecen ser problemas a superar si se quiere una adopción generalizada de esta tecnología. Evaluar nuevas ideas como el blockchain a través de los paradigmas actuales parece un sinsentido. Sin embargo, parece que el blockchain sigue siendo una solución en busca de un problema más que un problema buscando solución :)