Con un enfermo mental como Donald Trump quien busca a toda costa desatar una conflagración nuclear que ocasionaría la destrucción del planeta, un equipo de científicos de la Universidad de Princeton (Nueva Jersey, Estados Unidos), aprovechando la tensa situación que se vive en el mundo y preguntándose qué podría pasar en caso de que finalmente estallara el conflicto, basándose en el armamento con el que cuentan EEUU y Rusia, han simulado las brutales consecuencias: 91,5 millones de víctimas en 5 horas. "El riesgo de una guerra nuclear ha aumentado dramáticamente en los últimos tiempos a medida que los EE.UU. haya abandonado uniteralmente los tratados de control de armas nucleares", confirman los encargados de la simulación en el blog del programa de Ciencia y Seguridad Global. El posible inicio de las hostilidades por parte de los estadounidenses y la respuesta rusa provocaría un conflicto a nivel mundial que acabaría con el planeta tal y como lo conocemos a día de hoy. Así, el análisis que han llevado a cabo ha sido denominado 'Plan A', en el que monitorizan los movimientos de ambas potencias como si se tratara de una partida de ajedrez, en la que todo movimiento tiene su respuesta, pero en forma de ataque militar en el que las víctimas no son otras más que los habitantes de las diferentes poblaciones en las que se desarrollan las batallas. Eso sí, teniendo en cuenta que las terribles consecuencias que tendría el uso de armamento nuclear. En la simulación, todo comienza con un supuesto movimiento de las tropas norteamericanas y de la OTAN por Europa en dirección a las posiciones fronterizas de Rusia. Ese movimiento sería respondido por el lanzamiento de un misil nuclear de advertencia por parte de los rusos en un lugar estratégico, como es la frontera entre Alemania, Polonia y la República Checa. A partir de ahí, ambas potencias intercambiarían ataques militares con devastadoras consecuencias humanas. A continuación, la OTAN lanzaría 180 ojivas nucleares en distintos puntos estratégicos, mientras que Rusia haría lo propio con otros 300 misiles contra las bases y tropas en Europa. La respuesta de EEUU sería el lanzamiento de otras 600 cabezas nucleares contra su enemigo, mientras ambos se intercambiarían un ataque submarino desde diferentes instalaciones. A partir de ahí, la batalla se centraría en las 30 ciudades más pobladas de Europa, Rusia y EEUU. Con este panorama tan desolador, pero no tan alejado de la realidad teniendo en cuenta la cantidad y el poder de las armas nucleares con las que cuentan ambas potencias así como de la locura homicida de un Criminal de Guerra como Donald Trump, los expertos confirman el desastre que supondría: en poco menos de cinco horas de batalla, se habrían producido un total de 91,5 millones de víctimas. O, dicho de otra manera, habían fallecido 34,1 millones de personas y 57,4 habrían resultado heridas de diversa consideración. La herramienta en la que estos expertos de Princeton se han basado para hacer las estimaciones es el NukeMap, una creación de Alex Wellestein, que es uno de los sistemas más precisos para calcular la devastación de cada tipo de arma nuclear. Aunque en el vídeo puede observarse que muchos países del hemisferio sur parecen quedar intactos y sin ningún tipo de daño, los efectos nucleares y los impactos a largo plazo en el clima de la Tierra, la población y la producción de alimentos se verían seriamente afectados. Pero ¿cuál es el efecto de una bomba nuclear? Dependiendo del diseño del arma, la naturaleza de la zona de explosión y factores del clima los efectos podrían ser más o menos devastadores. Al estallar, el 35 por ciento de la energía se desprende en forma de calor arrasando todo a su paso. A causa de la explosión se produce una ceguera repentina en todos aquellos que observan el momento. Pero aparte también se produce ceguera en todos aquellos que estén dentro del rango de exposición de la bomba. Por ejemplo, si el arma fuera de 1 megatón todos aquellos que se encuentren en un radio de 20 kilómetros en un día despejado podrían sufrir ceguera. En cambio, si explotase durante una noche despejada afectaría a todos ellos entre 80 kilómetros a la redonda. Para aquellos que se encuentren a menos de 8 kilómetros de distancia del foco sufrirían quemaduras de tercer grado. Y debido a los fuertes vientos, de hasta 254 kilómetros por hora, los objetos saldrían volando causando más muertes y heridos en un radio de menos de 5 kilómetros. Y quedaría el problema de la radiación que causaría más problemas que la explosión en sí misma. Si bien los científicos responsables del estudio afirman que la realización de este estudio no tiene otro propósito más que informar sobre qué podría pasar en caso de que se desatara una guerra nuclear, una devastación mundial sin precedentes, con el desquiciado inquilino de la Casa Blanca - rodeado de impresentables sujetos escapados de algún hospital psiquiátrico, que fungen de “asesores” - no podemos esperar nada bueno :(