"Life on Bitcoin" es el título de un documental protagonizado en 2013 por una pareja de recién casados, Beccy y Austin Craig, que decidieron vivir los primeros cien días de su matrimonio pagando exclusivamente con bitcoin y que apenas lograron hacerse con los bienes y servicios más básicos, creyendo haber demostrado su inviabilidad. Desde entonces, sin embargo, son muchos los negocios que aceptan como pago la moneda virtual y las historias de estudiantes convertidos en millonarios tras invertir en bitcoin una propina de la abuela, difundidas en las redes sociales y difícilmente comprobables, han llevado a una multitud de inversores de diverso perfil a comprar, no solo ésta, sino otras criptomonedas como Ethereum.
Los inversores tradicionales no son ajenos a la fiebre del bitcoin y se han visto atraídos por el hecho de que la moneda virtual, por diseño, tiene un número limitado en circulación, en un contexto en el que los bancos centrales regalan moneda real con sus políticas de tipos cero. Si a esto sumamos que la moneda virtual no deja huella y se ha estandarizado su uso para la financiación de delitos, el resultado es que, a pesar de su elevada volatilidad, 2017 está siendo su gran año. De enero a junio, se ha triplicado el precio del Bitcoin con respecto al dólar, de 900 a 2571 dólares, mientras que el Ethereum, su nueva competencia, ha aumentado 26 veces su valor, de 10 a 264 dólares. En una nota que Goldman Sachs pasó a sus clientes a finales de junio, firmada por su jefe de Estrategia Técnica, Sheba Jafari, calculaba que tras superar una nueva caída de precios, el bitcoin alcanzará en breve los 4.000 dólares y recomendaba comprar. Ronnie Moas, que lleva más de una década recomendando acciones con su programa en Standpoint Research, aventura que alcanzará los 5.000 dólares, el doble de su valor actual, el próximo año. Y entre 25.000 y 50.000 dólares en la próxima década. El mero hecho de que analistas que antes no hablaban sobre criptomonedas estén empezando a analizar y hacer apuestas sobre el sector es prueba de su exuberancia. "Sólo hay 21.000.000 de bitcoins en circulación y el mundo luchará por esos 21 millones de monedas, mientras la confianza en la moneda tradicional y en otras inversiones se deteriora", escribió Moas. Pero mientras los analistas tratan de dirimir si se trata de una burbuja o de un valor seguro a largo plazo, los bancos centrales ven a las criptomonedas desde el punto de vista de la estabilidad monetaria y su éxito comienza a resultar preocupante. El presidente del Bundesbank alemán, Jens Weidmann, ha reconocido que el desarrollo de una moneda virtual que ha triplicado su valor en solo seis meses es peligroso. En su opinión, monedas como el bitcoin tienen un potencial muy dañino que podría revelarse en la próxima crisis financiera. Durante una conferencia celebrada en Frankfurt, señaló que las monedas digitales pueden originar pánicos bancarios devastadores debido a su naturaleza descentralizada y la falta de un ente que las regule y señaló la fuga de capital que puede producirse al escenario virtual en una situación en la que los ahorradores perciban como insegura la presencia de su dinero en los bancos tradicionales. Esta capacidad de huida resta además eficacia a las políticas de los bancos centrales, que según Weidmann no pueden descartar terminar emitiendo también en el futuro sus propias monedas virtuales. La cuestión más urgente sería la regulación. El Bundesbank no contempla las criptomonedas como alternativa al dinero. "Pruebe a pagar en bitcoin las compras del próximo sábado", reta Weidmann, y subraya que se trata de una inversión de alto riesgo. Pero reconoce que la evolución de estas monedas se han dado gracias a la nueva forma de entender la economía. Las finanzas y las nuevas tecnologías se han unido para transformar el sector y democratizar el acceso a la financiación, logrando unos rendimientos tan atractivos que sustituyen a otros productos de riesgo apartados del mercado precisamente por haber sido ya intensamente regulados :)