El Gobierno chino tiene cada vez más dificultades para imponer la censura en las redes sociales, donde los usuarios, sobre todo los más jóvenes, logran con ingenio sortear el control del régimen comunista y se despojan del miedo a hablar sin prisa, pero con el optimismo de estar forjando un cambio. Esta es la situación con la que tendrán que lidiar los nuevos líderes que saldrán del inminente XVIII Congreso del Partido Comunista (PCCh) y que gobernarán el país en la próxima década. «Las redes sociales están siendo una revolución cívica», comenta una estudiante de Comunicación china quien, a pesar de ofrecerse a hablar de forma sincera de lo que piensa, se muestra reticente a que aparezca su nombre real en un medio extranjero. Parte del miedo a hablar sigue latente en China, debido al aparato censor del país asiático, uno de los más sofisticado del mundo. «Con el control estricto del Gobierno en Internet, los chinos todavía están acostumbrados a la autocensura», indica un catedrático de la Universidad de Comunicación de Pekín, quien también pide guardar el anonimato.Pero en los últimos años «las redes sociales están cambiando ese sentimiento de la población», destaca. Las redes han conseguido abrir el debate, incluso, sobre los temas más «sensibles» para el régimen comunista. «Ahí no te sientes solo. Todo el mundo habla, incluso de temas problemáticos. Utilizamos sinónimos para hablar de temas censurados», explica otra estudiante de Ciencias Económicas. Habla de redes sociales como Weibo (creada en 2009), similar al occidental -y bloqueado- Twitter, que ya cuenta con más de 300 millones de miembros en el país asiático. En ella, la población china saca a relucir su ingenio para esquivar el férreo control gubernamental, que bloquea palabras clave, e, incluso, perfiles de usuarios por difundir lo que califican como «rumores».Es por ello que este año, el Gobierno chino recurrió a todo tipo de métodos para incrementar el control, desde pagar a usuarios para que publicaran comentarios «favorables» al Partido Comunista en las redes, hasta propiciar que Weibo, la más popular, impusiera el registro con nombre y apellido «reales».Pero, lejos de impedir que Internet difundiera el debate en China, las redes sociales comenzaron a propiciar la movilización. Eso fue lo que sucedió en las últimas manifestaciones masivas registradas en China, como en Shifang, ciudad ubicada en la provincia occidental de Sichuan, donde la protesta de cientos de personas acabó con el proyecto de una planta química en la zona y con la destitución del alcalde. Los protagonistas fueron estudiantes de secundaria, quienes, con sus móviles, inmortalizaron las manifestaciones y las compartieron por Internet, gracias a la tecnología de los smartphones, que ha comenzado a extenderse en el país de forma considerable. En cuestión de dos años, los usuarios con tarifa de datos en el móvil han pasado de los 102 millones a los casi 400, casi un 300% más. Frente a ello, el profesor Shen Hao, de la Universidad de Comunicación de Pekín, asegura que «los políticos están empezando a escuchar». Las últimas decisiones de las autoridades así parecen indicarlo, como en el caso de las protestas de Shifang, cuando la destitución del alcalde fue anunciada a través de su Weibo, donde los manifestantes expresaron sus quejas. «El cambio del ambiente en China es el mayor cambio del país en diez años», destaca el catedrático Huang Dianli. Una de las claves en las que coinciden los expertos en comunicación es que la reforma política es necesaria, ya que la social «ya se está dando». El miedo se está perdiendo y ya, incluso, algunos hablan de «libertad». Así lo recuerda la citada estudiante de comunicación, quien, con prudencia, admite: «Sí, hemos empezado a hablar, pero la libertad no puede darse de la noche a la mañana».puntualizó.
Y es que en esta China “comunista” - que en realidad practica un capitalismo salvaje - aún hay mucho por hacer :(